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LA CALLE | No funciona
Columna
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La cultura del coche

Barcelona tiene tres vías de penetración para el tráfico desde el sur: la Diagonal, la Gran Via y la avenida de Madrid, que luego se convierte en calle de Berlín y más tarde pasa a llamarse París. Tiene tanto tráfico que un informe del RACC de hace algún tiempo aseguraba que es la vía más ruidosa de Barcelona, ciudad que, gracias a la desidia municipal, en materia de ruido no tiene nada que envidiar: puede incluso exportarlo. Pero el asunto de la queja de V. L. no es el ruido, sino la velocidad y la escasa protección para los peatones: la calle de París tiene semáforos en todos sus cruces, menos en uno, el de la calle del Comte Borrell. Allí hay sólo un paso de cebra. Los peatones deben cruzar jugándose el pellejo. ¿Motivo?, el Ayuntamiento de Barcelona señala que no es un cruce peligroso. Juzgue el lector: París es una vía rápida de penetración con altos índices de tráfico y en la zona donde no hay semáforo coinciden una centro educativo (Escola Industrial) un hospital (Sagrat Cor) y un polideportivo. Eso sí, Comte Borrell queda cortada en París. Es decir, el semáforo sería útil en exclusiva para los peatones, porque los coches no cruzan al quedar la calle cortada por la Escola Industrial. Moraleja: el semáforo se pone para eliminar choques entre vehículos de motor. Que un peatón sea atropellado es un asunto menor que él mismo puede evitar: basta con que tenga cuidado o se atenga a las consecuencias.

Un portavoz del Ayuntamiento de Barcelona afirma que el semáforo podría estar instalado antes de final de año (siempre que el equipo de gobierno, en minoría, consiga pactar la medida con la oposición). El cruce depende de Vía Pública, cuyo responsable es el concejal Francesc Narváez. Y se halla en el distrito del Eixample, que gobierna Assumpta Escarp. El Eixample es el distrito de Barcelona menos respetuoso con los peatones: es el que tiene más motos mal aparcadas impunemente en las aceras (aparcamiento al que los motoristas llegan circulando, en detrimento una vez más de los que andan). Pese a todo, quede anotada la voluntad de que el semáforo esté instalado antes de acabar el año. Comprobarlo será fácil.

Para quejas sobre el comportamiento de las administraciones y empresa públicas pueden dirigirse a catalunya@elpais.es a la atención de Francesc Arroyo.

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