_
_
_
_
Reportaje:

Portugal sufre mal de ojo

El Gobierno hace sus deberes, pero la crisis frena el crecimiento

Definitivamente, la suerte no acompaña a la economía portuguesa. Desde su ingreso en la Unión Europea, en 1986, el país ha estado a la cola del desarrollo económico del continente, lastrado por su bajo crecimiento, el desequilibrio en sus cuentas públicas y unos niveles de inflación que duplican la media comunitaria. Un periodo de sombras que parecía cambiar este último curso gracias a las reformas estructurales, el definitivo despegue del comercio exterior, el gasto de las familias y la consolidación del mercado portugués como atractiva plaza para realizar negocios.

Pero, como siempre, no es oro todo lo que reluce.

Las cifras de 2007, que le permitieron crecer un 1,9% -el dato más elevado en ocho años-, no se repetirán..., al menos durante los próximos dos años. ¿El motivo? Las mismas causas que traen de cabeza a todas las economías: los elevados precios del petróleo, la ralentización del mercado inmobiliario y la creciente escalada de los precios de los alimentos. Con un PIB de 232.000 millones de euros, Portugal es una economía pequeña y abierta que, a diferencia de muchos de sus socios europeos, es extremadamente dependiente del comercio exterior -sólo sus importaciones representan el 31% del PIB- y mantiene, además, un fuerte componente agrícola, sector que emplea al 10% de la población activa.

La OCDE aconseja una mejora del capital humano para crecer más

El primer jarro de agua fría a las expectativas lo lanzó el gobernador del Banco Central, Víctor Constancio, tras anunciar una rebaja en las previsiones de crecimiento para este año y el próximo. Sus proyecciones indican que el alza del PIB se situará en torno al 2% en 2008 y en un 2,3% en 2009. Estos datos no incluyen el efecto de la ralentización de la economía mundial. No obstante, Constancio cree que el crecimiento del PIB portugués superará al de la zona euro, fijado para este año en un 1,3%, por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Son datos que se quedan cortos si seguimos considerando al FMI como fuente. Para el Fondo, Portugal crecerá sólo un 1,3% en 2008, una caída de cinco décimas respecto de su previsión de octubre. En su informe de primavera, el FMI -que estima el alza de 2009 en un 1,2%- ha señalado que el despegue de Portugal se verá afectado principalmente por la crisis internacional.

Para el ministro de Economía, Fernando Teixeira dos Santos, estas proyecciones son "demasiado pesimistas" y no tienen relación con la mejora de los principales indicadores económicos de Portugal. Dos Santos se refiere, principalmente, al crecimiento del consumo privado, la inversión, el aumento de las exportaciones y el control de las cuentas públicas. Unos datos que, a la vista de los fríos números, son destacables y colocan a Portugal como una de las economías más sólidas del continente. El consumo se encuentra en uno de sus mejores momentos, creciendo al 1,5%, con perspectivas de repetir la cifra este año y aumentarla cuatro décimas el próximo. De igual manera, las exportaciones -un 20% del PIB- se han elevado un 6,2% en 2007 y, según la OCDE, podrían crecer un 5,6% este año.

Entonces, ¿cuál es el peligro? Principalmente, que Portugal abandone el camino de las reformas y que aumente el gasto para contener el efecto de la crisis internacional. Después de varios ajustes y de sucesivas caídas en las partidas presupuestarias de consumo e inversión estatal -un 0,5% de media en los últimos dos años-, Portugal logró en 2007 terminar con tres años consecutivos vulnerando el objetivo del 3% de déficit fiscal impuesto por el Pacto de Estabilidad de la UE.

La deuda pública alcanza el 63,6% del PIB, segundo dato más elevado de la década, aunque tres puntos por debajo de la media de la zona euro. En su último informe, la OCDE ha sugerido a Portugal que siga apostando por las reformas estructurales que consoliden el orden en las cuentas en el mediano y largo plazo, a pesar de las turbulencias internacionales.

¿Qué reformas? La OCDE y los bancos de inversión apuestan por potenciar el capital humano y mejorar la competitividad y la productividad del mercado interno, llamado a ser el nuevo motor del crecimiento. Los expertos sugieren simplificar el sistema tributario y burocrático, reestructurar las telecomunicaciones y la energía, flexibilizar las condiciones para la contratación y aumentar la inversión en educación. -

A diferencia de muchos de sus socios europeos, la economía portuguesa es muy dependiente del comercio exterior. En la imagen, el puerto de Lisboa.
A diferencia de muchos de sus socios europeos, la economía portuguesa es muy dependiente del comercio exterior. En la imagen, el puerto de Lisboa.AFP

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_