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Vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones

Los clubes ingleses toman el poder

Mientras a la selección inglesa no le encuentran remedio, excluida de la próxima Eurocopa de Suiza y Austria, los clubes de la Premier lideran Europa con puño de hierro. Desde 2005, siempre han conseguido un finalista en la Champions hasta que, en la presente edición, su poder se ha hecho más evidente al colocar a los dos finalistas por primera vez en la historia. Las razones son variadas.

Los inventores del fútbol han encontrado por fin la fórmula mágica: proyección internacional, dinero a mansalva de magnates extranjeros y la sabiduría táctica de jugadores y entrenadores latinos que han llegado a las Islas para sazonar las viejas esencias del fútbol británico: el fair play, la mentalidad atacante y la liturgia de los estadios.

La alternancia italo-española de los noventa parece haber llegado a su fin. España vivió en 2000 su punto culminante cuando el Madrid ganó la final al Valencia (3-0) después de que éste hubiera eliminado al Barça en una de las semifinales. En esa década, los clubes españoles ganaron tres Copas de Europa (dos el Madrid y una el Barça), por dos los italianos (una el Milan y otra el Juventus).

Por entonces, el fútbol inglés venía de una larga travesía del desierto que concluyó el Manchester en la histórica final de Barcelona ante el Bayern, en 1999, con la primera victoria inglesa en 19 años. En 1985, el Liverpool había vencido al Juventus en la terrible final de Heysel, en la que murieron 39 aficionados tras una avalancha provocada por los hooligans ingleses. Eso marcó un periodo negro en la historia del fútbol inglés del que fue saliendo a medida que las autoridades fueron desactivando a los hinchas más violentos.

El apogeo actual de los clubes ingleses sólo es comparable al que tuvieron a mediados de los setenta y comienzos de los ochenta. En cinco años consecutivos, desde 1977 hasta 1982, el Liverpool de Bob Paisley ganó tres Copas de Europa y el Nottingham de Brian Clough dos, además del todavía más inesperado y desconocido éxito del Aston Villa en 1982, dirigido por el interino Tony Barton, que se impuso al potentísimo Bayern de Hoeness y Rummenigge.

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