El Niño aprende a sufrir

Si lo de ayer era un duelo de goleadores, lo perdió Fernando Torres. Pero era una semifinal de la Copa de Europa y la ganó el Chelsea. El Niño, en su primer partido grande de verdad, ése que andaba buscando cuando se marchó a Anfield Road, cumplió porque firmó el gol que necesitaba el Liverpool para contrarrestar el que se marcó Riise en la ida, pero, a decir verdad, casi siempre pudieron con él Terry, poderosísimo, o los codos de Carvalho, tremendos en cada salto. En cualquier caso, la única que vez que se escapó aprovechó un sensacional pase de Benayoun.

Tuvo una y no falló The Kid la noche en que, llorando la derrota, aprendió a sufrir y se hizo un poco más mayor.

Lo de Drogba fue todo lo contrario; un espectáculo de fuerza, trabajo, calidad y gol. El solito lesionó involuntariamente a Skrtel cuando le exigió tanto en una contra que el joven y prometedor central cayó mal, se le giró la rodilla y aguantó lo que pudo; venció a Riise siempre que se dejó ver por la banda derecha y retó a Arbeloa -excelente la pugna del lateral con Kalou- cuando cayó al lado contrario. Para colmo, marcó el gol que abrió el partido y el que lo cerró.

El delantero español no pudo zafarse de Terry ni de los codazos de Carvalho

Drogba fue un espectáculo de fuerza, calidad y gol. Abrió el partido y lo cerró

Torres está aún lejos del poderío del delantero marfileño, que, a principio de temporada, cuando José Mourinho fue destituido como técnico, se abrió la puerta de salida de Stamford Bridge para marcharse al Milan o a España. Ya no debe de pensar lo mismo porque ayer lo que abrió fue la puerta de Moscú. Y a lo grande.

De los españoles fue Torres quien menos tocó la pelota, pero sí el más decisivo. Para participativo, Reina, que paró todo lo que pudo, menos el penalti decisivo que marcó Lampard. Xabi Alonso, por su parte, se llevó lo peor del Spanish Liverpool: pegarse con el poderoso centro del campo del Chelsea. Se adueñó de la pelota en la segunda parte y, colgado a su espalda, se llevó al Liverpool a por el empate. Contó, bien es cierto, con la ayuda de Mascherano. Alonso se fajó con Lampard en lo que ya es un duelo clásico del fútbol inglés, con Ballack y con quien hizo falta demostrando que si Luis Aragonés busca un medio centro defensivo para la selección española puede contar con él.

Rafa Benitez sustituyó a Torres en la primera parte de la prórroga. Para entonces, ya ganaba el Chelsea por 2-1. Molido por el peso de los golpes de Carvalho y Terry, dejó el campo con la cara de quien ve pasar el tren y lo pierde. Llegados a este punto, El Niño se hizo mayor anoche por mucho que se quedara a las puertas de su primera final europea. Él y los 6.000 seguidores del Liverpool que tuvieron que escuchar como los Chelsea Boys cantaban desde la grada algo parecido a "cantar, cantar, que no vais a encontrar trabajo".

Torres ha encontrado trabajo en Anfield. Ayer lo dejó a medio hacer. Sin The Kid, Alonso, Arbeloa ni Reina y con el Barcelona eliminado el martes, la final será muy inglesa. Demasiado. Totalmente.