Senna mantiene viva la Liga

La Liga sigue sin campeón gracias a un gol de ésos que impresionan y se llama a los amigos para que intenten pillarlo en algún resumen televisivo, pero que se hizo carne por un fallo. Al cuarto de hora, Senna superó a Casto con un disparo desde 50 metros que se coló por la escuadra izquierda de la portería del joven extremeño. Ese tanto espectacular acabó por impedir una coronación y consolidó la candidatura a la nobleza europea del equipo del futbolista que lo marcó. Aunque no le llegó para hacer bueno el partido de su equipo. El resultado, sí; el fútbol, no.

Hasta que a Senna le salió el pepinazo que se merendó Casto, el conjunto que llegaba al encuentro con la posibilidad matemática de ser campeón de Liga pareció no atreverse a dictar el ritmo. Prácticamente, no le quedó más remedio al Betis que hacerse protagonista. Paco Chaparro ha conseguido con sus heterodoxos métodos que los futbolistas verdiblancos luchen y corran por todos los balones. Gracias a ello han conseguido proezas como la de remontar dos goles al Barcelona o golear al Atlético, pero siempre a contrapelo. Cuando al Betis le toca mandar, se desvela la endeblez de la plantilla. Y, si faltan Edu y Mark González, lo poco que les queda a los verdiblancos en el ataque es Capi, al que tampoco se le puede exigir que dé el pase al hueco y lo remate a gol Xisco u Odonkor, ese tipo de futbolistas sobre los que uno se pregunta la razón por la que no se dedicaron al atletismo visto lo mucho que corren y lo mal que le pegan a la pelota. También está José Mari, un futbolista con un currículo espectacular y que casi siempre ha respondido por debajo de sus expectativas, pero que ayer fue uno de los pocos que dio vidilla al partido.

La calidad del Villarreal no es de las de colecciones de cromos, pero sí de las que hacen un magnífico equipo de fútbol. Pero ayer no se sabía muy bien a lo que quería jugar: a intentar ganar la Liga o a distanciarse del Barcelona, lo que, al final, consiguió. Para ambas pretensiones lo mejor era vencer. Y el Villarreal se confió en exceso al gol de Senna. Tras el citado tanto, el equipo castellonense disfrutó de un rosario de ocasiones que Casto se encargó de desbaratar.

Pero el Villarreal no mató el encuentro en la primera mitad y dedicó la mayor parte de la segunda a especular. Pellegrini ordenó que los defensas y los centrocampistas se apretaran frente al área de Diego López y que los atacantes flotaran a la espera de que les hicieran correr un balón de gol. De nuevo se encontró el Betis con espacio y protagonismo. Y los verdiblancos fueron capaces de crear algunas jugadas medianas y un par de ellas claras. Casto continuó redimiéndose de su fallo, a la postre definitivo, con otro par de paradas, especialmente una tras una bella jugada de caracoleo de Mati Fernández.

Diego López también tuvo su protagonismo con una soberbia parada cuando tan sólo quedaba un cuarto de hora para el final del encuentro. Un lance que con un gol de televisión impidió la coronación del Madrid.