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OPINIÓN
Columna
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Primarias para Aguirre

Es altamente improbable que la lucha por el poder desatada dentro del PP tras la derrota del 9-M quede resuelta en el XVI Congreso de Valencia. Es cierto que el respaldo a Rajoy anunciado por los barones regionales y la presumible obediencia de los compromisarios electos en esos territorios a sus consignas impedirían a Esperanza Aguirre, o a cualquier otro aspirante, la consecución de los 600 avales necesarios -sobre 3.000 delegados- para presentar su candidatura. Pero una batalla no decide una guerra: la estrategia de la presidenta de Madrid cubre toda la legislatura y llega a las legislativas de 2012.

Las elecciones intermedias convocadas entre 2009 y 2011 -europeas, autonómicas y municipales- serán decisivas en esa pugna: las eventuales derrotas del PP serían abrasivas para el ya debilitado liderazgo de Rajoy y darían a Esperanza Aguirre una clara ocasión de ocupar su lugar como presidenta del partido en el XVII Congreso -cuya celebración en 2011 prevén los estatutos- y/o como candidata a la presidencia del Gobierno en 2012.

La lucha por el poder en el PP no concluirá con el XVI Congreso, sino que se prolongará hasta las elecciones de 2012

Los comentaristas deportivos suelen decir que "la ópera no termina hasta que no canta la gorda". Un bocinazo del presidente de honor del PP, José María Aznar, pondría firmes a los dirigentes regionales que creyeron haber alcanzado la mayoría de edad con su marcha. La vuelta a la política de Rodrigo Rato -tan mítica como la leyenda sebastianista del rey portugués muerto en Alcazarquivir, pero siempre esperado por sus leales- le convertiría seguramente en líder indiscutible del PP.

Entre tanto, algunos compromisarios por Madrid -presumibles liebres de Esperanza Aguirre- han anunciado la presentación en el XVI Congreso de una enmienda para que el candidato del PP a la presidencia del Gobierno sea designado en 2012 mediante elecciones primarias. Se trataría de que los 700.000 afiliados al partido tomasen de manera directa la decisión adoptada hasta ahora por la Junta Directiva Nacional en una votación de tercer grado. La presidenta de Madrid, resignada ya a la victoria de Rajoy en el Congreso de Valencia, ha anunciado su disposición a estudiar "con mucho cariño" la iniciativa.

Las elecciones primarias fueron instauradas en Estados Unidos para que los partidos designasen a sus candidatos a la presidencia de la República. Los cambios sufridos a lo largo de la historia por ese complejo y largo procedimiento, que varía según los Estados, han sido sustanciales. Pero la aclimatación a las democracias europeas de esa práctica política tropieza con dificultades creadas por las diferencias que separan al presidencialismo americano del régimen parlamentario y por las distintas tradiciones, funciones y estructuras internas de los partidos a uno y otro lado del Atlántico. El PSOE probó con mala fortuna el sistema en 1998 después de una derrota: no es casual que la idea -censurada en su día por Aznar- también aparezca dentro del PP en la estela de un tropezón electoral. -

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