Envite y órdago por la propuesta de primarias en el PP
El edil de Salamanca explica su plan a los militantes en un acto concurrido
Íñigo Henríquez de Luna, concejal popular del distrito de Salamanca, prosigue en su cruzada para instaurar el sistema de primarias en su partido, "una oligarquía de poder", según él. Ayer, reunió a unos 150 militantes de la agrupación del barrio de Salamanca en un piso de la calle de Goya para explicarles la enmienda que junto a otros compromisarios del distrito piensan presentar en el congreso en junio. Además, anunció la creación de una web para promocionar la idea y recibir sugerencias: www.primariaspp.com.
El concejal insiste en que no es "correa de transmisión" de Esperanza Aguirre
Henríquez de Luna, con traje pero sin corbata, se instaló en el centro del piso con un micrófono en la mano y aseguró que los 11 delegados al congreso de junio de la junta de su distrito, entre los que se encuentra el consejero de Inmigración, Javier Fernández Lasquetty, firmarán el documento. Este último confirmó anoche que está "a favor".
Además, se ufanó de los apoyos que su iniciativa ha recibido: Gustavo de Arístegui, Carmelo Barrio o Antonio Basagoiti, entre otros. Y en el ámbito regional, el del alcalde de Alcalá de Henares, el polémico Bartolomé González.
El concejal de Salamanca insistió en no ser "una correa de transmisión de la presidenta regional" y subrayó que nunca ha trabajado a sus órdenes. Además, quiso recalcar que si la idea no tiene aceptación, asume que "si todo se sigue haciendo como antes" desaparecerá "de las listas de las próximas elecciones". Concluyó advirtiendo al líder de su partido de que las primarias le darían un empujón de legitimidad, que "sin duda lo necesita".
Henríquez se despachó recordando el "negativo espectáculo de desunión" que está dando su partido y achacó los "debates en pasillos, filtraciones y afirmaciones bajo cuerda" a los actuales estatutos del PP.
A medida que avanzaba la reunión, el calor en el salón iba en aumento y algunas señoras sacaron los abanicos. Los aplausos resonaban por el rellano y algunos responsables de la sede, preocupados por los vecinos, pedían mantener cerrada la puerta. Pero entonces la sala se convertía en sauna. Así, y vuelta a empezar, mientras Henríquez respondía a las preguntas de los militantes. "¡Nosotros no somos franquistas, somos demócratas!", respondió a un asistente, y recibió una considerable ovación.
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