Ganar por Yasmine
Touré Yaya, que tiene a su esposa en el hospital y a su hija en la incubadora, apuesta por la calidad ante el poderío físico del rival
Touré Yayá sale zumbando del vestuario desde hace una semana. El viernes, antes de enfrentarse al Espanyol, ni siquiera pudo entrenarse. Touré, un tipo enorme -1,90 metros y 91 kilos de pura fibra- que huele a Allure, de Armani, habla bajito, casi en un susurro, para explicar que su esposa está ingresada en un hospital de Barcelona desde que la semana pasada parió a Yasmine, la tercera hija del matrimonio. "Es muy pequeñita", dice Touré mientras junta sus manazas; "está en la incubadora, pero ya pesa más de un kilo". Lo reconoce: "Rezo y juego por ellas".
Por Yasmine, por su esposa, por la afición. "Me preocupa qué piense de nosotros. La Liga está perdida. Así que sólo tenemos una opción para que no se enfade: ganar al Manchester y estar en Moscú, en la final" dice.
"Rooney es muy fuerte. Es como un animal, parece un tigre"
Nacido en Sokoura Bouake (Costa de Marfil) hace 24 años, tiene la suficiente experiencia para saber que el partido ante el Manchester debe decidirlo la pelota. Por eso insta al equipo: "Hay que dársela a Iniesta y Messi". "Si la tienen ellos, les haremos daño, llegaremos a la portería, habrá buenas jugadas", asegura el mediocentro, consciente de que es difícil superar por físico a la medular del United: "Yo no me asusto, pero no es lo mejor que hace el Barça". Y matiza: "Rooney es muy fuerte. Es como un animal, parece un tigre. Está Scholes, un futbolista sensacional, muy inteligente, duro... Necesitamos la pelota y sacar la calidad que tenemos. Podemos hacerlo".
Touré sabe que Costa de Marfil se sentará hoy ante los televisores: "Me hace feliz. Sueñan con una final Barça-Chelsea. He hablado con Drogba. Tenemos que conseguirlo". También ha hablado con su hermano Kolo, del Arsenal. Los tres coinciden: "Por físico, no vamos a ganar al United. Necesitamos la pelota".
Llamado a dar nervio al Barça, Touré reconoce que no está al ciento por ciento: sufre una hernia discal. "Debería haberme operado, pero le dije al médico que me ayudara para no dejar tirado al equipo", dice. Ahora, antes de cada partido, se le masajea y se le inyecta un antiinflamatorio. "No noto nada durante el juego, pero luego no puedo ni dormir porque me duele mucho", confiesa.
Touré sale zumbando a la clínica. Le espera la pequeña Yasmine, de poco mas de un kilo. Yayá jugará por ella.
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