España redescubre el alquiler
El cambio de ciclo en la vivienda, impulsado por la crisis inmobiliaria y la subida de las cuotas hipotecarias, propicia la aparición de un sector enfocado hacia el arrendamiento
La saturación de la oferta de viviendas en venta y los altos tipos de interés de las hipotecas han puesto en valor un nuevo tipo de negocio en el sector: el alquiler, una actividad en la que España ocupa el último puesto europeo, ya que apenas cubre un 8% del parque residencial.
Las iniciativas proliferan. Mientras los propietarios privados esperan pacientemente la recuperación del ciclo con sus viviendas vacías, muchas promotoras inmobiliarias han descubierto el alquiler como refugio para sortear la crisis de ventas. Las tres o cuatro empresas casi testimoniales -Testa, Larcovi o Diursa- que se dedicaban casi exclusivamente al alquiler han duplicado sus activos.
Los temores a una recesión más aguda y la subida de tipos estimulan un cambio de cultura entre muchos consumidores españoles, a quienes compensa más alquilar una vivienda que comprarla. Una casa de 80 metros cuadrados en un barrio relativamente céntrico de Madrid se alquila en el mercado libre por unos 1.200 euros al mes. En caso de adquirir ese mismo piso, la hipoteca a pagar no bajaría de los 2.000 o 2.500 euros.
Otro de los factores que favorecen el alquiler es la promoción de viviendas de protección oficial que están impulsando los ayuntamientos y las comunidades autónomas, que permiten poner en el mercado de alquiler viviendas a un coste muy asequible para los jóvenes.
Bancos, cajas de ahorro y fondos de inversión inmobiliarios también están redescubriendo la vivienda en alquiler. El parqué de viviendas sin vender es tan abultado que se hacen promociones enteras al por mayor a precios muy rebajados para arrendarlos con opción a compra.
La tendencia a dar un mayor protagonismo al alquiler en contraposición a la compra de la vivienda responde también a un cambio demográfico en la sociedad española, en la que crecen las familias monoparentales y la movilidad social, dos características de las sociedades más desarrolladas.
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