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El control de los fondos públicos

La oposición utiliza el fraude del Guggenheim para lograr que se investigue el 'caso Balenciaga'

El tripartito y el PSE se suman a la propuesta del PP de que el Parlamento lo estudie

El complicado momento que vive el Gobierno y el contexto en que se produjo el debate parlamentario de ayer, con el desfalco cometido por un alto cargo del Museo Guggenheim como telón de fondo, propició ayer que los grupos del tripartito transigieran con la constitución de una comisión parlamentaria de investigación sobre las presuntas irregularidades en la Sociedad Berroeta Aldamar y las desapariciones de fondos de la Fundación Balenciaga. Las circunstancias se aliaron con el PP, que logró sacar adelante su iniciativa por unanimidad.

El Gobierno se oponía a la investigación parlamentaria
Azkarate y Vidarte explican el desfalco el miércoles en el Parlamento

El tripartito se había negado hasta ahora a la comisión parlamentaria, con el argumento de que existe una investigación judicial en curso. Pero ayer no estaba en condiciones de oponerse a la iniciativa, so pena de agravar su ya cuestionada imagen por el escándalo del Guggenheim. También el PSE, que no había entrado hasta la fecha en la cuestión y contemplaba con cierta distancia la iniciativa de los populares, por considerar más pertinente y eficaz la investigación judicial, optó al final por respaldar la iniciativa. Este partido estima que el problema de fondo estriba en la tendencia del Ejecutivo, de diez años para acá, en constituir sociedades con menos del 50% de participación, con lo que los controles públicos quedan debilitados.

Los socialistas se han sumado así a última hora a una iniciativa en la que no creían inicialmente, pero que creen que puede desgastar al Ejecutivo. Y se han sumado sólo tras ver el alcance de una polémica que daba de lleno al quizá más claro símbolo de la Euskadi actual: el Museo Guggenheim. El PNV se apresuró ayer a advertir en el pleno del Parlamento que aceptó por unanimidad crear la comisión de investigación contra el uso político que se quiera hacer de sus trabajos.

El contexto propicio lo puso el segundo escándalo en la pinacoteca bilbaína, el desfalco cometido por su director financiero, conocido el pasado miércoles, después de la pérdida de seis millones en una operación de compra de divisas. La consejera de Cultura, Miren Azkarate, y el director del Guggenheim, Juan María Vidarte, comparecen el miércoles en la Cámara para explicar este último episodio.

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Entre unas cosas y otras, el tercer Gobierno de Ibarretxe está llegando a la fase final de su mandato de un modo traumático y con un balance de gestión reducido y sólo amortiguado por sus acuerdos presupuestarios y en las grandes leyes con los socialistas.

Prácticamente naufragada la apuesta principal del lehendakari, un compromiso bilateral con Zapatero sobre el derecho a decidir, y con el horizonte del pleno de junio y la consulta anunciada para octubre más como problema que como oportunidad de relanzamiento de la iniciativa política, al Ejecutivo se le acumulan los problemas.

Al revolcón electoral sufrido por los tres partidos que lo integran el 9-M, después de otros dos en las autonómicas de 2005 y en las locales de 2007, se han unido los conflictos en la sanidad y en la educación. Y a éstos, varios escándalos que ponen seriamente en cuestión la supuesta excelencia de la gestión.

Los errores y la falta de reflejos, como fruto del nerviosismo, se suceden unos a otros. Lo demostró ayer la portavoz y consejera de Cultura, Miren Azkarate, concernida por varias de esas delicadas cuestiones que están sobre el tapete, al responder con una amenaza sobre los apoyos a la moción de censura en Mondragón a una valoración política del jefe del primer partido de la oposición, Patxi López.

No todas las cuestiones que empañan la imagen del Ejecutico son de responsabilidad directa o exclusiva. Algunas competen también a otras instituciones y en varias ha pesado de modo determinante la crisis interna del PNV. Es el caso de los escándalos en torno al patrimonio no declarado del frustrado candidato peneuvista a diputado general de Guipúzcoa, Jon Jauregi, y al fraude en la Hacienda de Irún.

Sobre la imagen del Ejecutivo o de su principal partido pesan en estos momentos diversas locas. Varias de ellas pesan sobre Cultura. Azkarate tiene en el Parlamento los dos casos relacionados con el Guggenheim, las presuntas irregularidades en la Sociedad Berroeta Aldamar y con los fondos cedidos a la Fundación Balenciaga y la cuestión de la protección a la cueva de Praileaitz.

El parlamentario del PP Borja Sémper conversa con Miren Azkarate en el pleno.
El parlamentario del PP Borja Sémper conversa con Miren Azkarate en el pleno.PRADIP J. PHANSE

Desautorizada amenaza de Azkarate

La portavoz del Gobierno, Miren Azkarate, contradijo ayer su posición del pasado martes, cuando eludió pronunciarse en nombre del Ejecutivo sobre las mociones de censura a ANV y lo hizo para amenazar al PSE con la retirada del apoyo a la de Mondragón por parte del tripartito.

Los servicios de prensa de Presidencia llamaron a primera hora de la mañana a los medios de comunicación para avisar de que Azkarate iba a hacer unas declaraciones, aprovechando la firma de un acuerdo lingüístico con Colombia, para responder al líder del PSE, Patxi López. Éste se había quejado el jueves del silencio del lehendakari en relación con la moción de Mondragón y le recordó que el diálogo político para el acuerdo que reclama a Zapatero debe darse antes en Euskadi.

En su comparecencia, Azkarate leyó una muy áspera declaración en que acusó a López de tener "una fijación" con Ibarretxe y le recomendó que "se tranquilice, si no quiere perder los apoyos en Mondragón", informa Txema García Crespo. La declaración causó malestar entre los socialistas, que estuvieron tentados de responder con una nota de su ejecutiva. Al final, decidieron no contestar para no interferir en su acuerdo con la dirección del PNV.

Escasamente dos horas antes de la declaración de Azkarate, el presidente de su partido, Iñigo Urkullu, había asegurado en la SER que el PNV tiene en las mociones de censura "una sola voz". La intervención de la portavoz causó extrañeza en el PNV, incluido su presidente guipuzcoano, Joseba Egibar, que se negó inicialmente a propiciar el relevo en Mondragón de la alcaldesa de ANV. Egibar aseguró a este periódico en los pasillos del Parlamento que no tiene intención alguna de dar marcha atrás en el apoyo del PNV.

Así las cosas, la propia Presidencia del Gobierno tuvo que hacer pública por la tarde una nota en la que, apoyándose en unas supuestas "interpretaciones interesadas" de las palabras de Azkarate, precisó que ésta se había referido exclusivamente "a la posición del Gobierno" y que, "evidentemente", las decisiones que hayan de adoptarse en Mondragón "corresponden a los partidos políticos". El Ejecutivo autónomo ha mantenido una actitud cambiante en esta cuestión, llegando a justificar el 2 de abril la negativa inicial de Egibar a secundar la moción de censura.

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