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Una madre pide que no se deje libre a su hijo enfermo mental

Fernando J. Pérez

Ana María C. R. tiene 62 años, pero el miedo a su hijo Miguel le ha echado encima unos 15 más. Sentada en un parque de Málaga, esta mujer sin estudios saca de una bolsa azul una pila de folios y los despliega. Son cientos de papeles que cuentan la historia de drogadicción, esquizofrenia, abandono y cárcel de su hijo: informes psiquiátricos, sentencias judiciales, cartas al Rey y al Defensor del Pueblo Andaluz... Ana María no quiere que Miguel, de 36 años y con trastorno mental diagnosticado desde 1990, salga de la cárcel en junio.

"En cualquier momento puede matarme a mí, a mis otros dos hijos, a mis nietos o a cualquiera con quien se cruce por la calle. Miguel es una alarma social, una bomba de relojería". Vive aterrada después de enterarse del caso de Teresa Macanás, la mujer decapitada por su hijo, enfermo de esquizofrenia, el pasado lunes en Santomera (Murcia).

Miguel cumple condena de tres años por daños y lesiones en la prisión granadina de Albolote, tras haber pasado "por casi todas las cárceles de Andalucía". A partir de junio, está previsto que el joven pase a recibir tratamiento psiquiátrico ambulatorio, aunque en libertad, tras una condena por dar un cabezazo a un anciano, que quedó inconsciente.

61 causas pendientes

Según Ana María, el juez le ha pedido que le dé su dirección para usarla como domicilio del joven. Ella se niega. También rechaza facilitar al juzgado las señas de sus otros dos hijos ante el miedo de que Miguel, que sufre "esquizofrenia paranoide y trastorno límite de la personalidad", les agreda al igual que hizo durante años con ella. Su hijo tiene 61 causas pendientes en los juzgados por agresiones y robos.

De los 18 a los 27 años, el joven, politoxicómano, vivió en la casa de los padres, aunque con frecuentes visitas a los servicios de Psiquiatría del hospital Carlos Haya. Hace ocho años sufrió un brote de gran violencia, y tras ocho meses ingresado en una unidad terapéutica, los psiquiatras recomendaron a la familia cambiar de domicilio y esconderse. "Venía a por nosotros, nos dijeron". Hoy por hoy, Miguel ignora donde viven sus padres y sus hermanos. Ana María pide que sea internado "por seguridad de todos" en un centro psiquiátrico. "Si no, va a acabar yendo de la cárcel a la calle y de la calle a la cárcel".

Miguel estuvo internado en el Hospital Psiquiátrico Penitenciario de Sevilla. Además ha estado ingresado en 15 ocasiones en la Unidad de Atención Psiquiátrica del Hospital Carlos Haya y al menos otras dos veces en otros centros. Las terapias nunca dieron resultado.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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