Nagel cree que no hay interés público que justifique el traslado de su obra
El alcalde de Amorebieta alega que es "prematuro" hablar del cambio
La sentencia del caso Calatrava, que desestimó la demanda presentada por el arquitecto Santiago Calatrava contra el Ayuntamiento de Bilbao al primar el interés público sobre el derecho del autor a la integridad de su obra, estuvo ayer presente en el juicio que enfrenta ante el mismo tribunal, el Juzgado número 1 de lo Mercantil de Bilbao, al artista Andrés Nagel con el Ayuntamiento de Amorebieta por el anunciado traslado de una escultura ubicada en una rotonda del centro de la localidad desde hace cinco años.
La ex alcaldesa, Begoña Azarloza, respalda la tesis del artista
El abogado de Nagel, Eliseo Martínez, recordó que, como se reconoció en el caso Calatrava, el escultor tiene el derecho moral, reconocido por la Ley de Propiedad Intelectual, a la integridad de su obra, y extendió el derecho a las decisiones sobre la forma de divulgar la obra y a que no sea movida del lugar para el que fue concebida sin su autorización. La diferencia con el caso Calatrava radica en el interés público del cambio de ubicación para abordar la reforma urbanística del centro de Amorebieta: Martínez defendió que los "términos vagos y genéricos" sobre el interés público de retirar la escultura para reordenar la zona utilizados por la defensa del Ayuntamiento no justifican el traslado de la obra. Los argumentos son "más valorativos que necesarios", añadió.
El alcalde de Amorebieta, David Latxaga (PNV), declaró por escrito que "es prematuro" hablar del traslado de la escultura, porque el Ayuntamiento todavía no ha adoptado decisiones definitivas sobre la reordenación urbanística ni se han establecido los plazos de ejecución de las obras, que previsiblente se extenderán a la próxima legislatura. Sin embargo, el proyecto contempla una partida presupuestaria para el desmontaje y traslado de la pieza.
Los temores de Nagel a que la escultura, realizada por encargo del Ayuntamiento de Amorebieta específicamente para la rotonda donde actualmente está instalada, cambie de ubicación se basan, fundamentalmente, en la evolución del proyecto que ganó el concurso de ideas para la reforma del centro de la localidad. En la redacción inicial la escultura permanecía en el centro de la rotonda; una revisión posterior cambió ligeramente la ubicación para permitir la construcción de un carril-bus, y, tras la última reforma presentada, desaparece. El proyecto urbanístico se encuentra en la fase inicial de tramitación, sin tener todavía la autorización del Colegio de Arquitectos ni el visto bueno del pleno municipal.
El último cambio del proyecto prevé que la zona se transforme profundamente, con una reducción del tráfico, la ampliación de la zona peatonal y plantación de árboles y colocación de jardineras. La perito presentada por el Ayuntamiento, la arquitecta Arantza Ruiz de Velasco, redactora del pliego de condiciones para el plan de reforma urbanística, afirmó que en el nuevo entorno la escultura pasaría a ser "un mueble urbano decorativo" que dificultaría la cohesión de la zona que se persigue.
Además de los derechos de la propiedad intelectual, el abogado de Nagel defiende que el contrato de encargo de la escultura reconoce la exigencia del artista de mantener la escultura en el lugar para el que fue creada. Begoña Azarloza, ex alcaldesa de Amorebieta, la persona que firmó el contrato con Nagel, avaló ayer en su declaración que el documento no permitía mover la escultura "ni a él [el escultor] ni a nosotros [el Ayuntamiento de Amorebieta]".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.