Los goles imposibles de Casquero
El mejor artillero del cuadro de Laudrup es "mortal desde el borde del área"
Juan Antonio Soler, ahora ex presidente del Valencia, renunció el pasado verano al fichaje de Javier Casquero porque no le consideraba lo suficientemente "mediático". En su lugar aprobó la llegada de Manuel Fernandes, por el que pagó 17 millones de euros al Benfica. El director deportivo del club valenciano, Miguel Ángel Ruiz, reforzó el mediocampo a finales de enero con la compra de Banega (18 millones) a Boca Juniors y de Maduro (2) al Ajax. "Bueno, ellos mismos... Yo costaba tres millones", puntualiza Casquero.
A sus 32 años, el centrocampista de Talavera de la Reina (Toledo) no se anda "con chiquitas". Aparte de "su conducción del balón tan dinámica, como demostró en la contra que nos valió la victoria en el Bernabéu sobre el Madrid", estima Belenguer, "están sus golazos por la escuadra". "Son un calco, pero es que en el borde del área es mortal. Las enchufa desde ahí como si estuviese en el sofá de su casa. Como arme la pierna, ya te puedes ir a la tuya", le alaba Cotelo. "Sabes que te la va a liar, pero, como chuta tan rápido y sin perder potencia, es muy difícil detenerle", interviene Celestini.
"Lo que pasa es que juego suelto, con total libertad, con Fabio más pendiente de guardar las espaldas", se resta mérito Casquero, el máximo goleador del Getafe, junto a De la Red, con ocho dianas. "Simplemente, se han visto más. Son producto de la confianza... Y la posibilidad de poder chutar con las dos piernas me da ventaja", asiente a continuación.
¿Por qué golpea el balón así? "No sé... Es mi característica de tiro. Llevo muchos años en Primera y siempre he hecho buenos goles. Quizás haberlos marcados tan seguidos y que hayan sido tan bellos hace que se hable más de ellos. Pero la temporada pasada hice exactamente lo mismo", prosigue el organizador del Getafe, que, pese a ser diestro, maneja "con la misma soltura" la zurda. "Incluso hay veces que prefiero hacerlo con la izquierda. Total, para chutar fuerte, no importa la posición", apunta Casquero. Su pegada no es casualidad. Es el resultado de la insistencia de su padre, Francisco, durante 11 años lateral en el equipo de su pueblo. Dicho y hecho. "Con la izquierda prácticamente me caía y ahora no me imagino sin ella. ¡La utilizo muchísimo!", cuenta el centrocampista. "Ya te digo. No sé cómo hace porque le imprime una velocidad salvaje al cuero. Y le mete un efecto raro. Sus goles son imposibles", rubrica con admiración Abbondanzieri.
Para Casquero, no hay ningún secreto: "Todo es ensayar. Unas cosas son innatas y otras se pueden mejorar". Sólo hay que cuidar los detalles: "Tengo como espejo a Belenguer. Él demuestra que, si un profesional se cuida, puede jugar mucho tiempo. Yo sigo en el mismo peso desde hace seis años".
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