De la Red emula a Cardeñosa
El Zaragoza, acuciado por el descenso, empata en Getafe tras un fallo clamoroso del medio
El Zaragoza, un equipo confeccionado a golpe de talonario para pelear por Europa y que de momento está a tres puntos de la salvación, prolongó ayer su crisis de identidad contra los reservas del Getafe. El empate no le sirvió de nada a la escuadra maña para salir del pozo que conduce a Segunda. Y no se hundió un poquito más en el fango porque De la Red no quiso.
Por si no tenía poco con su temprana expulsión contra el Bayern, el canterano del Madrid, cuyo regreso Ramón Calderón aseguró ante 2.500 peñistas, chutó fuera en un fallo imposible de repetir. Braulio puso el turbo, rompió la cintura de Sergio y centró rasito y limpio atrás. Al centro del área. César claudicó, Ayala se lanzó a la hierba para nada y, cuando la grada ya cantaba el premio gordo, De la Red, que llegaba libre de marca, hizo lo más difícil. La figura se dio un atracón de confianza, puso el pie mal y mandó, solo en el medio del área chica, a tres palmos de la portería, el balón cruzado a la derecha. Ni Cardeñosa.
GETAFE 0 - ZARAGOZA 0
Getafe: Ustari; Cortés (Pallardó, m. 46), Tena, Cata Díaz, Signorino; Granero, Sousa, De la Red, Gavilán (Mario Cotelo, m. 5); Braulio y Albín (Manu del Moral, m. 85). No utilizados: Abbondanzieri; Celestini, Licht y Casquero.
Zaragoza: César; Zapater, Ayala, Sergio, Paredes; Luccin (Celades, m. 46); Gabi, Óscar (Oliveira, m. 60), Matuzalem, Sergio García; y Diego Milito (Aimar, m. 75). No utilizados: López Vallejo; Juanfran, Pavón y Pascual.
Árbitro: González Vázquez. Expulsó por doble amarilla a Matuzalem (m. 70). Amonestó a Sergio, Luccin, Tena, Celades, Signorino y Gabi.
Unos 7.000 espectadores en el Coliséum Alfonso Pérez.
Ni por ésas se dio una alegría el Zaragoza, el peor equipo a domicilio -sólo ganó en Almería, hace seis meses- con permiso del Levante. El nombre de sus jugadores, por mucho que se apelliden Pablito Aimar, Diego Milito o Francisco Ayala, ya no asusta a nadie. El gen competitivo de los argentinos apenas valió para racanear un punto frente al Getafe, un equipo con claros síntomas de agotamiento. Y eso que Michael Laudrup, con la vista puesta en la final de Copa del miércoles contra el Valencia, introdujo siete cambios en el once inicial -volvió el Cata Díaz- que puso contra las cuerdas al Bayern. Entre las caras nuevas sorprendieron las de Sousa y Signorino. También tuvo sus minutos Pallardó, otra incógnita.
Pero claro, no hay partido en que no le pase algo al conjunto madrileño: a los cuatro minutos Gavilán reclamó el cambio con los músculos agarrotados. La reválida fue para Mario Cotelo, que a sus 33 años sacó gasolina de la reserva. De sobra para volver loca a la defensa del Zaragoza. Aunque Sergio cosió a patadas los tobillos del que se le ponía por delante, el que terminó viendo la roja, por reiteración de faltas, fue Matuzalem.
El Zaragoza se diluyó entonces como un azucarillo. El Getafe, que ya antes de la cita se contentaba con las tablas para mantener la distancia con los puestos de abajo, olió el miedo. Faltaban 20 minutos para el final y se lanzó con más empeño todavía hacia la portería de César, que se fue sin saber cómo imbatido.
Igual que Ustari, un gato en la única vez que le probaron. Diego Milito remató con el muslo un centro de Zapater que no entró porque se pusieron de acuerdo el poste y el portero, que se fogueó en la Liga como ejercicio previo al duelo del Calderón. Si en su etapa de fantasista fue un mago, Laudrup, manejando los hilos del vestuario, es un artista. Por eso Ustari, que mantuvo el ánimo y la forma jugando todos los partidos de Copa, será titular en la segunda final del Getafe.
Ése es uno de los secretos del club madrileño, la buena onda entre el cuerpo técnico y los integrantes de la plantilla. La realidad del Zaragoza es mucho más cruda. Para ejemplo, la bronca entre Paredes y Zapater. Un síntoma de los nubarrones que acechan a un grupo distinguido pero angustiado por el descenso.
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