"La recibimos con el mismo respeto y más delicadeza"

"Teníamos asumido que sería una mujer, pero nos sorprendió el nombre, como a todo el mundo". Desde que su antecesor, José Antonio Alonso, fue designado portavoz socialista en el Congreso, nombres de mujeres encabezaban todas las quinielas para ocupar la cartera de Defensa. A fin de cuentas, ya había precedentes en otros países, algunos tan exitosos como el de la francesa Michèle Alliot-Marie, ahora ministra de Interior, o la chilena Michelle Bachelet, actual presidenta de la República.

"Teníamos asumido que sería una mujer, pero nos sorprendió el nombre"

La nueva ministra ya ha hablado con el jefe de la cúpula militar

Paradójicamente, la candidatura de la hasta ahora titular de Vivienda ni siquiera se consideraba. Y eso por una serie de circunstancias que parecían descartarla: su juventud (37 años), su condición de catalana y su fuerte perfil político (encabezó la lista por Barcelona del PSC en las últimas elecciones); además de su embarazo, que ralentizará probablemente su aterrizaje en un departamento que impone, por su aridez y complejidad.

Y sin embargo, todas estas circunstancias, especialmente el hecho de ser mujer, joven y catalana, han jugado a su favor en la decisión de Zapatero. "Ya era hora de que Cataluña volviera a tener ministros de Estado", subrayan fuentes gubernamentales, quienes recuerdan que otro catalán, Narcís Serra, fue el primer titular socialista de Defensa en tiempos en que el golpismo daba sus últimos coletazos.

Para ser ministra de Defensa hay que saber mandar, pero en ningún ministerio es tan fácil mandar como en Defensa. "Aquí la autoridad no se discute. Los militares nos ponemos en primer tiempo de saludo y a desfilar. Otra cosa es lo que pensemos", afirma un oficial.

¿Y qué es lo que piensan? Las únicas que lo expresan abiertamente son las asociaciones, tan plurales como todavía poco representativas. La Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME) calificó ayer el nombramiento de "acierto" y expresó su confianza en que la nueva ministra reconozca los derechos y libertades de los soldados. Por contra, la Asociación de Militares Españoles (AME) consideró la elección un "desprecio" y una "provocación" hacia el Ejército.

Los altos mandos son mucho más prudentes. Aunque Carme Chacón reconoció ayer que conocía su nuevo cometido desde hace casi un mes, la mayoría de los miembros de la cúpula militar se enteraron del nombre de su futura jefa hace sólo 48 horas, a través de los medios de comunicación o de radio macuto, como cualquier otro ciudadano. Sólo el jefe del Estado Mayor de la Defensa, Félix Sanz, ha hablado con ella, para felicitarla y ponerse a su disposición.

"Lo único que le pedimos a una ministra es que nos represente ante el Gobierno y ante la sociedad", afirma un alto responsable militar. "Lo que necesitamos es que tenga bastante influencia en el Gobierno como para traer recursos", tercia otro. Es decir: que mejore la imagen de las Fuerzas Armadas y consiga fondos para modernizarlas, lo que será complicado en una época de, como mínimo, ralentización económica. La letra pequeña es que los militares prefieren que los ministros no metan demasiado la nariz en sus cosas.

Pero sus cosas son un presupuesto de casi 10.000 millones de euros y una nómina con más de 130.000 uniformados (en torno al 15% mujeres) lo que convierte a Defensa en una de las mayores empresas de España en inversión, investigación o metros cuadrados de suelo. Para gestionar una organización tan compleja no importa tanto que la ministra sea una experta como que cuente con un buen equipo, afirma un mando militar.

Hasta ahora, ha trascendido que su número dos será Constantino Méndez, ex delegado del Gobierno en Madrid, quien sustituirá a Soledad López, que fue la primera mujer en ocupar la Secretaría de Estado de Defensa. En medios gubernamentales se da por sentado que el jefe del Estado Mayor de la Defensa seguirá en su puesto a medio plazo y que el relevo de los jefes de los ejércitos no será inmediato.

Todos ellos estarán mañana en la toma de posesión de Carme Chacón. "La recibimos", dice uno de ellos, "con el mismo respeto que a sus antecesores y con más delicadeza si cabe".