"Llegué muy mal por las drogas y la cárcel y ahora veo esperanza"

Jordi Güell, de 40 años y natural de Olot, es una de las 1.300 personas con riesgo de exclusión social que han sido insertadas en la sociedad a través del programa de Conservación y Mejora de los Parques Naturales impulsado por la Obra Social de La Caixa, con una inversión de 60 millones de euros en cinco años. Trabaja en Adad L'Encant como peón de jardinería en un taller de ocupación para el mantenimiento de espacios protegidos del parque natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa. "El proyecto ha supuesto para mí una luz de esperanza porque llegué muy tocado con el tema de las drogas y la cárcel. Pensaba qué sería de mi vida cuando volviera al mundo real, sin amigos ni familia", explica Jordi.

El medio ambiente está emergiendo como un mercado social potente y eficaz para la integración de personas en riesgo de exclusión, a través del trabajo en espacios naturales. El proyecto, que fue puesto en marcha hace tres años en convenio con la Diputación de Barcelona, se ha extendido a otras comunidades autónomas.

Mery Cano, onubense de 23 años, se inició en diversos espacios naturales de Andalucía, después de pasar parte de su adolescencia en varios centros de protección. "Supuso un cambio radical en mi vida, sobre todo como experiencia laboral. El proyecto ha servido para valorarme a mí misma y también el medio ambiente", explicó. La historia de Miguel Alcaraz es diferente. A sus 60 años trabaja como forestal. "Con la edad que tengo no tenía muchas opciones para entrar a trabajar. Ahora ya soy capataz; estoy muy agradecido". Albert Ghazaryan, de 54 años y natural de Armenia, llegó a España hace ocho años con su mujer y sus dos hijos, pero tuvo que abandonar su empleo por una alergia en las manos. Ahora está en la empresa de inserción Can Neteja, en el parque de Collserola.