"Tenía el balón, pero... desapareció"
Abbondanzieri y la defensa del Getafe recuerdan el gol que devolvió la esperanza del Bayern
"La noche ha sido jodida. Aunque haya tenido mil vivencias a lo largo de toda mi carrera, por muchas experiencias mejores o peores en la Copa Libertadores o con la selección argentina, ha sido un palo durísimo. No esperaba un fallo en una acción tan sencilla... Pero hay que seguir adelante. Hay que ganar la Copa del Rey sí o sí". Roberto Carlos Abbondanzieri abandonó ayer presuroso el Coliséum Alfonso Pérez de Getafe al mediodía. La eliminación en los cuartos de final de la Copa de la UEFA le perseguía como una sombra. "¡Apártense, que sale el todoterreno del Pato!", gritaba don Emilio, el vigilante del aparcamiento donde los jugadores dejan sus vehículos.
"Dio una voz tan seguro que me volví hacia adelante y no vi la jugada", dice Tena
"Joder, Oliver, lo que nos toca vivir a estas alturas", le espetó Hitzfeld a Kahn
El portero, de 35 años, fue el primero en dejar ayer el estadio. Antes se ejercitó en una carrera ligera durante 40 minutos escasos, mientras Ustari se revolcaba por el suelo, atajando los balones que le enviaba Juan Carlos Arévalo. Abbondanzieri no tocó una sola bola. Su error en el segundo gol del Bayern, a falta de cinco minutos para rubricar la presencia del cuadro de Michael Laudrup en las semifinales de la competición "le machacó por dentro", según su compañero Celestini. "Porque no está acostumbrado a fallar, y justo lo hizo en una jugada fácil... Pero es fuerte y se repondrá", añadió el pivote defensivo suizo. "Sí que está chungo, sí", decía Gavilán mientras mojaba una porra en un café con leche.
En el minuto 115 de la prórroga Van Bommel mandó un balón colgado al área del Getafe. "Parecía uno más. De los 67 que nos lanzaron, no tenía especial peligro... Pero mira", se reconcome Belenguer. En cuestión de milésimas, el capitán del Getafe vivió uno de sus peores momentos como profesional: "No hay nada peor que estar lesionado y no saber por qué. Me pasó en el Betis, hasta que descubrieron que tenía el 70% del talón de Aquiles roto. Pero lo de ayer [por el jueves]...". "Lo de ayer fue una putada", acepta Abbondanzieri. "Vi desde lejos que venía el balón, y encorvé el cuerpo para atajarlo entre los guantes y el pecho. Pero de repente no sé qué sucedió. Tenía la pelota en las manos y desapareció. ¡No estaba! Se me coló por detrás... Bueno, es lo ingrato del puesto de portero. Los errores no se pueden disimular en esta posición como en el centro del campo. ¡Oye, De la Red vio la roja a los cuatro minutos! Pero nadie me obligó a jugar bajo los palos".
Tampoco a Oliver Kahn, que pese a su fama de tipo ingrato se acercó a su colega para darle un fuerte abrazo. "Fue un gesto", agradece Abbondanzieri. "Jugaron como dementes. Si seguimos en Europa es porque al portero contrario se le cayó el balón", afirmó el meta alemán, que el 15 de junio cumplirá 39 años. Para entonces ya se habrá retirado del fútbol. Quizás por eso se desplomó cuando el árbitro, Massimo Busacca, pitó el final del partido. "Jamás había vivido algo así. Estaba acabadísimo por la carga psíquica. Estaba carcomido". Su entrenador, Ottmar Hitzfeld, liberó con él la presión acumulada: "Joder, Oli, ¡lo que nos toca pasar a estas alturas de la vida! Dentro de 10 años no estaremos hablando de la final de Barcelona [el Manchester les arrebató la Champions de 1999, celebrada en el Camp Nou, con dos goles en el último minuto], sino de la remontada en Getafe".
Mientras Hitzfeld se confortaba con Kahn, Abbondanzieri no paraba de llorar en su área. Su amigo y paisano Demichelis, defensa del Bayern, acudió a consolarlo. "No sirvió de mucho, estaba realmente afectado. Con lo que es él...", dijo el central argentino. Tanto "cargo de conciencia" tenía que ni siquiera le reclamó la apuesta que habían hecho durante la concentración de la selección argentina en Egipto dos semanas atrás.
"Después de la temporada que está haciendo, de que la pasada conquistara el trofeo Zamora, va y le pasa esto...", se lamentaba Tena. "Lástima que no pudiera hacer nada. Todo iba de maravilla. El Pato dio una voz y, como dijo tan seguro que la bola era suya, pues ni siquiera vi la jugada. Ya me había dado la vuelta hacia adelante. Cuando volví a mirar atrás, Luca Toni salía de la portería con el balón zumbando hacia el círculo central".
El Bayern había recobrado la esperanza. Su goleador italiano, el que más. En el último minuto de la prórroga, Toni picó el balón tras una falta de Kahn a Mario Cotelo en el borde del área. "Eso no es casualidad. Es aposta. Entró por la escuadra tras rebotar en la hierba. Ahí nuestro portero no podía hacer nada", le defendió Tena. "Lo mejor en estos casos es pensar lo menos posible. El miércoles es la final de Copa. Ya le daremos vueltas a la cabeza cuando estemos aburridos en la playa", zanjó Belenguer. "Ahhh... Si el árbitro hubiese pitado esa falta a Cotelo, no se estaría hablando de nada de esto...", apuntó Abbondanzieri al que, pese a su error, Ángel Torres, el presidente del Getafe, prometió ampliar su contrato hasta 2010.
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