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Reportaje:

Azcona vuelve a Málaga

Homenaje al desaparecido guionista en el Festival de Cine

Rafael Azcona estuvo ayer en Málaga. No en persona, pero sí a través de los muchos amigos que le recordaron como lo que fue, el autor en el último medio siglo de algunos de los títulos más memorables del cine español y, sobre todo, "un gran amigo". Su peculiar personalidad y su maestría como "escuchador" y guionista fueron resaltados por seis íntimos amigos que durante más de una hora revivieron con divertidas anécdotas "la estrechísima relación de amistad" que Azcona mantuvo con todos ellos. Por la noche, se celebró también una gala en el Teatro Cervantes en la que se proyectaron escenas de sus películas.

Los amigos de Azcona, era el título de esa mesa redonda organizada por EL PAÍS que por la mañana moderó el periodista Juan Cruz y que contó con la presencia del guionista y director David Trueba, el también director José Luis García Sánchez, el profesor de Historia del Cine Bernardo Sánchez Salas y los periodistas Luis Alegre y Ángel Sánchez-Harguindey. Trueba recordó cómo hace dos años Azcona superó su miedo escénico en Málaga, donde fue premiado por el Festival de Cine Español por toda su trayectoria, al acudir a recoger el premio Ricardo Franco, si bien apenas dirigió unas palabras al público presente esgrimiendo que no sabía hablar en público y que se le trababa la lengua. "Existía esa leyenda de que no se dejaba ver, de que no cogía el teléfono...", añadía Juan Cruz. "Yo trabajé 25 años a diario con él y mi mujer nunca se creyó de que yo hubiese estado con Azcona, de que existiese Azcona...", recordaba risueño García Sánchez.

"Tú quieres ser guionista...Tú eres imbécil", recordó Trueba que le dijo Azcona

Trueba, que dijo sentirse afortunado por haber conocido a Azcona hacia 1985, recordó que "el segundo empleo" de Azcona era negar su importancia como guionista. "Cuando lo conocí me dijo: 'Tú eres el que quiere ser guionista... Tú eres imbécil", desveló ante las risas de los presentes. "Yo lo empecé a tratar cuando vino con los actores de Belle epoque al Festival de Berlín allá por 1992. Estábamos en Barajas y de repente se acercó a nosotros y nos dijo '¡Hola. Yo soy Rafael Azcona!' y nos dio un susto de muerte por esa fama que tenía de hombre oscuro. Fue un viaje estupendo y Azcona, ese hombre oscuro, acabó bailando con Penélope Cruz, Maribel Verdú, Ariadna Gil y Miriam Díaz Aroca en la fiesta de Berlín", rememoraba Luis Alegre. "Me contó que nada más regresar de Berlín, al abrir la puerta de su casa, su mujer le soltó: 'Tú has bailado", agregó riendo Trueba.

"Azcona era un gran observador de la vida, sensible al lenguaje y situaciones populares. Se iba con Luis García Berlanga a la cafetería del Corte Inglés y se ponía a ver cómo las mujeres les probaban los trajes a sus maridos entre las quejas de estos... Me enseñó el placer de vivir, de disfrutar las pequeñas cosas de la vida", apuntaba su amigo Ángel Sánchez-Harguindey. "Rafael pasó de no existir a morirse", decía Sánchez de Salas, autor de una de las últimas entrevistas a Azcona. "En 25 años no me hizo una sola putada, salvo morirse", añadía García Sánchez, quien recordó que él había sido el único en darle el pésame al propio Azcona nada más morirse: "Llamé a su casa, salió su voz en el contestador y le dije que lamentaba mucho que se hubiese muerto y que era un cabrón".

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