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Reportaje:

Pendientes de la ruina

Temor entre los vecinos de un barrio de Jaén por deslizamientos y grietas

Ginés Donaire

Quién le iba a decir a Dolores Garrido que, a sus 74 años, tendría que abandonar la casa en la que ha vivido toda su vida por el peligro creado por las múltiples rajas que empezaron a surgir en sus paredes y en el suelo. "La Policía vino y precintó la vivienda por la falta de medidas de seguridad, y mi madre lleva ya dos meses viviendo de alquiler", comenta Enriqueta Lozano, mientras muestra las grietas de la casa de su madre, en la calle Alto de los Leones, en la barriada jiennense de La Alcantarilla. Desde hace más de una década, los deslizamientos de tierra en la Ladera de San Ramón vienen afectando a una decena de calles y a unas 600 casas, cuyos moradores viven con el alma en vilo. Se trata de un terreno arcilloso resquebrajado por las aguas subterráneas procedentes de los acuíferos de la zona sur de la capital jiennense.

"Mi madre lleva ya dos meses viviendo de alquiler", comenta una vecina

Dolores García no ha sido la única que se ha visto obligada a dejar su vivienda. Hace varios años, la Policía precintó un bloque de seis viviendas en la calle Manuel Briceño, y hace aún más tiempo otros vecinos tuvieron que mudarse por las grietas aparecidas en la calle Alcalde Cancio Uribe. Incluso el proyecto de instalación de una gasolinera en la zona se abortó por la orografía del terreno.

Impotente se encuentra también la familia de Rosa Mesa, que ha tenido que levantar por tres veces el muro de medianía porque se ha ido resquebrajando una y otra vez. "Es una situación desesperante, ni los niños pueden salir a la calle porque las aceras y el pavimento se abren y salen ratas". Justo enfrente de ella, Carmen Díaz, en la calle San Ramón, dice estar acostumbrada a vivir con las grietas en el interior de su casa, pero admite la inquietud de su familia. "Cuando han empezado a hacer las obras de los pilotajes nuevos la casa vibraba como si fuera un terremoto", dice alarmada. Otros vecinos no pueden meter sus vehículos en las cocheras por la elevación del terreno.

Los vecinos empiezan a estar hartos de la pasividad municipal para afrontar una situación que les hace estar en continua zozobra. Hace más de un año, el anterior equipo de gobierno, del PP, realizó unas obras de emergencia y construyó un nuevo muro de contención, pero éstas se paralizaron llegadas las elecciones municipales y tampoco impidieron que volvieran a aparecer grietas en las viviendas y en el pavimento del barrio. El nuevo equipo de gobierno, de PSOE e IU, retomó el proyecto y, en la actualidad, todavía se trabaja en la colocación de nuevos pilotajes para reforzar los cimientos de las viviendas. El concejal de Urbanismo, Manuel López, visitó ayer el barrio para anunciar la creación de una oficina para rehabilitar las viviendas dañadas, con el apoyo de la Junta de Andalucía. "Es una inversión a medio y largo plazo, pero al menos confiamos en que haya seguridad para las viviendas", comentaba el presidente de la asociación vecinal, Antonio Pegalajar.

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