Terele y el vagabundo
Hace 20 años Terele Pávez era, junto a Paco Rabal, mi compañía favorita en las noches de Madrid. Además de unos actores geniales, Terele y Paco eran dos bohemios superdotados. Tenían una energía y una alegría casi insuperables. Yo era muy joven y me resultaba muy excitante tratar de seguir su ritmo. Nuestras noches solían acabar al mediodía, al lado de los desconocidos de los últimos garitos. Si nos vencía el sueño, dormíamos donde nos pillaba.
Terele y Paco sentían debilidad por los vagabundos. Les fascinaba esa gente que estaba al margen de todo. Hace siglos que no veo a Terele. Pero, esta semana, la tele infame -qué horror- me ha devuelto una imagen de mi juventud: la gran Terele charlando con un vagabundo después de invitarle a un bocadillo. Los de la tele infame insinúan que eso significa que Terele vive como una indigente. Sin embargo, a mí me ha encantado comprobar, con cierta envidia, que la impresionante actriz mantiene la energía, la alegría y la bohemia de siempre.
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