CiU y PNV no votarán a Bono aunque el PSOE les ceda puestos en la Mesa

Los primeros movimientos de esta legislatura indican que su nacimiento será muy diferente del de la anterior, en la que las posiciones, las alianzas y los apoyos estaban claros aunque, eso sí, a lo largo de la legislatura las parejas cambiaron. Para empezar el PSOE asume con naturalidad que su candidato a la presidencia del Congreso, José Bono, sea tumbado hoy en primera votación, al no obtener la mayoría absoluta, y haya que recurrir a una segunda para que resulte investido como tercera autoridad del Estado.

En efecto, la dirección del PSOE ha decidido no forzar la negociación una vez constatada la nula proclividad de los grupos de oposición a dar su voto a Bono, en contra de lo que ocurre con el candidato socialista a la presidencia del Senado, Javier Rojo, que obtendrá el apoyo de los nacionalistas (aunque tampoco son suficientes para una mayoría absoluta de Rojo). La sorpresa, sin embargo, vino ayer por el hecho de que el PSOE tomó la decisión de ceder a CiU y PNV dos de los cinco puestos que obtendría con sus propios votos en la Mesa del Congreso, una vez que el PP reiteró su decisión de quedarse con los cuatro sillones que puede obtener sólo con sus votos.

El PSOE no quiere dar la imagen de que está a merced de los nacionalistas

"El PSOE quiere garantizar la presencia de los grupos minoritarios, si es que presentan candidatos, al ceder dos puestos y sin contrapartidas políticas", anunció José Blanco, secretario de Organización, tras la reunión de la Comisión Permanente del PSOE.

La pasada semana, cuando Blanco empezó las negociaciones, ya observó la reticencia de los nacionalistas, pero confiaba en que hubiera "reciprocidad". La cúpula socialista lo ha pensado mejor y ha decidido no empezar la legislatura con esforzadas negociaciones que facilitarían a los nacionalistas un despliegue de peticiones y darían la imagen de un PSOE a su merced a cambio de apoyos. Por tanto, "no se rompe la tradición de que las minorías están en la Mesa del Congreso", según recordó Blanco. Pero no se pide nada a cambio. Los interlocutores consultados enmarcan esta actuación del PSOE en la línea política avanzada por el líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, como aviso a los nacionalistas: "Vamos a llevar nuestro proyecto político con autonomía". Pero esa autonomía no corre peligro porque los socialistas cedan puestos en la Mesa -a pesar de que los nueve sitios podrían ser repartidos entre PSOE (cinco) y el PP (cuatro)- y porque ayuden al PNV a tener grupo en el Senado cediéndoles seis senadores.

Para huir de dar la impresión de "debilidad", es más que probable que Rodríguez Zapatero también tenga que someterse a una segunda votación la próxima semana para resultar investido presidente del Gobierno. Esto será así, si cuando Blanco, el portavoz parlamentario, José Antonio Alonso, y el secretario general, Ramón Jáuregui, empiecen esta semana las conversaciones para la investidura, todos los grupos ponen sobre la mesa sus respectivos programas y exigen su cumplimiento a cambio de apoyar a Zapatero. La respuesta será que no y que voten lo que quieran. El candidato socialista saldría entonces elegido 48 horas después de haberse producido la primera votación prevista para el 8 de abril. Con mayoría simple, sería presidente.