El deseo de vivir de la fama
En los dos años en que ganó el premio al mejor futbolista del mundo, Ronaldinho era el jugador que más me fascinaba después de Maradona. Más incluso que Zidane. Ronaldinho combinaba la técnica, la fantasía, la inventiva y el buen estilo con la eficacia. Pero el Mundial de 2006 fue una marca negativa en su carrera. Él, que era el gran atractivo, jugó muy mal, como todo el equipo brasileño. Y ya no volvió a ser el mismo.
La caída del Barcelona ha contribuido a la decadencia de Ronaldinho. Un crack sólo brilla intensamente cuando juega en un equipo organizado y vencedor. Por otro lado, sus malas actuaciones han contribuido a que el Barcelona empeorase. Los dos hechos se han dado a la vez, no hay modo de separarlos. Cuando un jugador alcanza el punto culminante de su carrera, acostumbra a darse una falta de concentración, una sensación de que ya lo ha hecho todo y un deseo de vivir de la fama. Es humano. Ese periodo tiene una duración variable, a veces definitiva. El atleta reduce el ritmo de los entrenamientos y el esfuerzo para mantenerse en la forma y el peso ideales. Aumentan los compromisos sociales y de publicidad. Surgen las lesiones. Al jugador se le exige y se le critica más. Pierde la confianza y juega aún peor. Es difícil romper con ese ciclo negativo.
Las estrellas de hoy actúan también en el límite entre el máximo de sus posibilidades físicas y el cansancio y las lesiones. Cada vez es más difícil mantenerse en una gran forma física durante muchos años. Como le ocurrió a Ronaldo, ¿no habrá sido el exagerado aumento de masa muscular de Ronaldinho uno de los motivos de sus continuas lesiones? En el campo, Ronaldinho ha cambiado su modo de jugar. Era más veloz, más aguerrido y se movía más. Era delantero izquierdo, delantero centro y centrocampista. Hoy es a duras penas centrocampista. Está más lento. Parece un veterano. Sólo brilla cuando da sus sorprendentes, espectaculares y decisivos pases. Simbólicamente, le falta la furia que tuvo al derribar a Terry, el gigantesco defensa del Chelsea, y marcar un bello gol en la Liga de Campeones.
Tras dos años de decadencia, a Ronaldinho le será difícil recuperar todo su esplendor técnico y físico. Ojalá lo consiga. Pero, aunque no sea así, se mantendrá en mi recuerdo como uno de los mayores jugadores de la historia del fútbol mundial.
Aparte de las dificultades para que Ronaldinho se recupere, la actual sociedad del espectáculo tiene una gran necesidad de cambiar de bienes materiales, deseos e ídolos. Los preferidos ahora son Messi, Kaká, Cristiano Ronaldo y Robinho. El espectáculo sigue con otros personajes.
Tostão fue campeón del mundo con Brasil en México 70.
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