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Chelsea pelea por mamá

"No es asunto tuyo", respondió la hija de los Clinton a un seguidor que le preguntó por el 'caso Lewinsky'

-¿Crees que la forma en que se enfrentó tu madre al escándalo Monica Lewinsky fue un signo de debilidad?

-¡Vaya! Eres la primera persona que me hace esta pregunta en los 70 campus universitarios que he visitado. Y creo que no es asunto tuyo.

Chelsea Clinton demostró el martes pasado que sabe enseñar los dientes en la lucha electoral. Esta conversación tuvo lugar en la Universidad de Butler, en la ciudad de Indianápolis, en un mitin de la hija de la candidata al que acudieron unos 200 estudiantes. A pesar de su aparente incomodidad, la heredera de la saga Clinton no quiso silenciar al público y siguió respondiendo a las preguntas de los congregados.

Con 28 años recién cumplidos, Chelsea ha dejado temporalmente de lado su trabajo en una institución financiera de Nueva York para hacer campaña junto a su madre. Comenzó a dar mítines el pasado mes de diciembre, en el Estado de Iowa. Y desde entonces ha estado junto a ella, en noches de celebración, actos conjuntos y jornadas maratonianas, a lo largo y ancho del país.

A los 28 años ha dejado su trabajo de economista para hacer campaña

Como sus padres, Chelsea tiene un completo currículo académico. Licenciada en Historia por la Universidad de Stanford y Master en Relaciones Internacionales por Oxford, no se avergüenza de su fama de joven cerebral, centrada en sus estudios y en las antípodas de las gemelas Bush, amantes de la fiesta nocturna desde su adolescencia. "Siempre he sido una empollona apasionada de los números, estoy de acuerdo", dijo recientemente.

Pasó casi toda su adolescencia en la Casa Blanca, donde residió entre los 12 y los 20 años, rodeada permanentemente de guardaespaldas y agentes del servicio secreto. Vivió de lleno la tormenta política y familiar desatada por el escándalo Lewinsky, cuando su padre se enfrentó a una recusación por haber mentido sobre sus "relaciones inapropiadas" con la becaria de la Casa Blanca. Apareció con cara de circunstancias entre su madre y su padre el día después de que el presidente admitiera, finalmente, que estas "relaciones inapropiadas" habían tenido lugar. Era agosto de 1998, y la familia estaba a punto de montarse en el helicóptero Marine One que les llevaría de vacaciones a Marta's Vineyard, refugio de dinastías políticas como los Kennedy.

Poco queda ya de aquella niña con aparato en los dientes y pelo rizado de color rojizo que abrazaba a su padre cuando ganó la candidatura en la Convención Nacional Demócrata de 1992. De repente, en 2002, Chelsea cambió. Cambió del todo: su imagen, su pelo, su ropa... Apareció en la Semana de la Moda de París con Madonna y Gwyneth Paltrow. Se independizó en Manhattan. Comenzó a ganar más de 200.000 dólares al año. Y ahora, cuando su madre necesita su ayuda, ha decidido dar la cara.

En sus mítines, Chelsea admite preguntas y conversa con los militantes. Y es en sus respuestas donde se le nota la raza política. Cuando el pasado mes de enero un joven le preguntó en la Universidad Estatal Weber de Utah si su madre era "calculadora", respondió que "después de esta Administración no estaría nada mal que alguien que sabe calcular se hiciera cargo del país". A lo que añadió: "Y mi madre puede ser muy divertida también".

Monica Lewinsky compite en fama con la familia Clinton en la Red

Chelsea, en un acto de campaña, junto a su madre, Hillary Clinton.
Chelsea, en un acto de campaña, junto a su madre, Hillary Clinton.EFE

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