La inesperada capital del 'brit-rock'
Bajo la idílica fachada de la ciudad costera de Southend late una escena de bandas oscuras y retorcidas que mandan en las listas de éxitos del Reino Unido
"Los elementos esenciales de nuestra música crearán el deseo de salir a buscar las no explicadas respuestas de nuestro tiempo". La leyenda lucía sobre la fachada del hotel Royal, en la localidad costera de Southend-on- Sea, antiguo destino turístico de las clases pudientes londinenses. El letrero presidía la entrada al club Junk, el local más culturalmente relevante del Reino Unido hasta su defunción en 2006. El último viernes en que Oliver Abott, DJ y promotor, y Spider Webb, teclista de la banda local The Horrors, abrieron el club, horas después de que un periodista de The Guardian se acercara a husmear en la escena local para su publicación, colgaron este otro cartel: "Es mejor mantenerse underground que ser el objetivo de un bombardero comercial".
"Es un lugar lleno de tribus urbanas", dice el teclista de The Horrors
Junk falleció. Pero la escena de esta ciudad de 150.000 habitantes, que posee el muelle de recreo más largo del mundo, sigue viva. "Southend es la sombra de algo que una vez fue maravilloso. Un lugar rico que luego se convirtió en una de las ciudades del Reino Unido con más tribus urbanas. Ahora es un no lugar". La definición es de Spider Webb. A sus 24 años, es todo un veterano de la escena.
"¿Rolling Stones? ¿Led Zeppelín? Jamás los he escuchado. ¿Están bien?". Entre provocativo, sarcástico e ignorante se muestra Jack Barnett (19 años), de otra de las joyas locales, la banda These New Puritans, al preguntarle por las influencias de su banda, una suerte de rockeros de alma situacionista que adoran a Samuel Beckett, flirtean con la imaginería nazi y acaban de publicar el disco más raro que entrará en las listas británicas este año. "No es una cuestión de ser raros, sino de ser sinceros con nosotros mismos", dice Spider Webb ante la sugerencia de que lo que une a las bandas de la ciudad costera es la excentricidad de sus propuestas.
Mientras These New Puritans son un grupo con temas titulados H o C. 16 th+_, The Horrors fabrican una suerte de música garajera atonal. En sus conciertos, el cantante se dedica a lanzar pintura negra al público para, acto seguido, rematar la performance con una lluvia de plumas. "Cuesta entrar en nuestra música, pero una vez dentro, no se sale", añade Barnett.
Otras bandas surgidas de la efervescente escena de Junk fueron Neil's Children, Wretched Replica o The Violets, todas ellas a punto de ser lanzadas al mercado y con propuestas similares. Todos ellos, por cierto, en las antípodas de los dos grandes nombres surgidos hasta la fecha en la ciudad: Procol Harum y Dr. Feelgood. La otra figura comercialmente relevante de la ciudad es Get Cape. Wear Cape, Fly, el nombre artístico de Sam Duckworth, una suerte de trovador posmoderno que cruza la psicodelia con el folk y el drum and bass. A diferencia de sus vecinos, parece que tarde dos minutos en vestirse y es políticamente activo. Cae bien. El contrapunto supuestamente natural, campechano, sostenible y comprometido a un movimiento hedonista, excesivo, algo pijo, afectado y transitorio.
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