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Reportaje:

"Mira cómo muere tu bebé"

Jordi Galcerán y Tamzin Townsend vuelven a colaborar, tras el éxito de 'El método Grönholm', en el 'thriller' policiaco 'Carnaval', que se estrena mañana

Un niño secuestrado duerme en una cuna cargada de explosivos, conectados a un temporizador. Cinco, cuatro, tres, dos... Y el pequeño podría saltar por los aires ante los ojos desesperados de su madre y de miles de personas que contemplan la retransmisión en directo, a través de una web facilitada por los secuestradores.

El dramaturgo Jordi Galcerán regresa a Madrid después de su exitoso El método Grönholm, y lo hace con Carnaval, un thriller policiaco que cuenta de nuevo con su directora fetiche, Tamzin Townsend, para la brutal puesta en escena.

La acción transcurre en tiempo real dentro de una comisaría donde los teléfonos suenan sin parar, los agentes se desesperan porque no tienen sospechoso, ni móvil ni petición de rescate, y la madre soltera sin recursos económicos vive su peor pesadilla. "Para crear este personaje me puse en contacto con unos padres de Barcelona cuya hija adolescente desapareció hace 15 años y nunca la encontraron. Fue muy duro, me hablaban de la sensación de estar muertos en vida, y con eso trabajo desde dentro para provocar reacciones en el público. Sí, he llorado muchísimo porque las tragedias de los secuestros suceden más a menudo de lo que pensamos, pero también me libera poder construir algo creativo desde esa experiencia", explica la actriz y madre en la ficción, Violeta Pérez.

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A dos días del estreno en el teatro Bellas Artes, actores y directora se encierran en un quinto piso de la calle de Desengaño de Madrid, sin escenografía ni atrezo, para pulir un texto capaz de clavar en su asiento al espectador durante 90 minutos.

"No te lances, habla más despacio y de forma más contundente. Tenemos otros momentos en los que habrá que hacerlo rápido y aprovechar las pausas para generar tensión", indica Townsend a Nuria González, la inspectora que entre tacos y gritos impone orden en el caos.

González repite la escena, taxativa y más lenta. "¡Tú, llama a la Facultad de Filología para saber qué significa este mensaje!". No tarda ni cinco segundos en dar la contraorden: "No hace falta, ya lo tengo. Está en inglés y al revés: Look your baby die".

Sus dos compañeros de investigación, Víctor Clavijo y César Sánchez, contienen la respiración, y con ellos el público. "Eso significa Mira cómo muere tu bebé, o algo así, ¿no?". "Sí, algo así".

Con un ritmo cinematográfico que recuerda a películas y series televisivas sobre secuestros de menores, Carnaval crea más tensión por lo que no dice explícitamente y se imagina el público. "De igual forma que Palabras encadenadas, escrita por Galcerán hace 10 años, hablaba de los psicópatas y del desconocido lado oscuro de los que tenemos cerca, Carnaval habla del momento inseguro en el que vivimos, tan conectado globalmente, pero a la vez tan perdido", afirma Townsend.

De ahí que el primer sospechoso sea el integrismo árabe, tópico sobre el que también se reflexiona. "¡Por Dios, cómo lo relacionas con células islamistas! Esto no es Irak, ni siquiera es el hijo de algún famoso. ¿Qué objetivo terrorista ves en eso?", pregunta Clavijo en la estancia desnuda del ensayo. "El mejor, no imagino nada más terrorífico que todo lo que está pasando", responde la inspectora.

Y por un momento, el espectador siente la misma inquietud, el mismo miedo manifestado en el texto por la inspectora: "Vivimos rodeados de pirados. Hay más pirados que gente normal. Esto es un carnaval de pirados de los cojones. Son tantos que a lo mejor los normales son ellos y los pirados, nosotros".

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