Alicante incorporará en 2010 a su oferta turística dos balnearios
Las primeras instalaciones de este tipo en la provincia se sumarán a otras siete
En la última década, la planta hotelera de Benidorm y la Costa Blanca ha sufrido una revolución sin precedentes, incorporando a sus establecimientos todos los servicios propios de los spa, wellness y fitness para sus clientes y visitantes ocasionales que buscan cuidarse y estar en buena forma física. Pero el principal cambio se va a experimentar con la reapertura en 2010 de dos balnearios en Aigües y Monforte del Cid, que tras medio siglo en desuso se transformarán en sendos hoteles de lujo con toda la oferta para tratar enfermedades con las propiedades del agua mineromedicinal de sus acuíferos.
Dos empresas rehabilitarán los edificios cerrados hace medio siglo Los 'spa' y servicios similares se imponen en los hoteles de la costa
Cinco de los siete balnearios reconocidos por la Asociación Nacional de Balnearios en la Comunidad Valenciana -Fuente Podrida, en Requena; Cofrentes; Chulilla; La Alameda en Valencia, y Verche, en Calles- se encuentran en la provincia de Valencia, y dos (Villavieja y Montanejos) en Castellón. La provincia de Alicante, principal receptora de turistas de sol y playa, permanecía hasta ahora al margen del turismo de salud. Medio siglo después de cerrar sus puertas, los Consistorios de Aigües (L'Alacantí) y Monforte del Cid (Medio Vinalopó) han impulsado la construcción de complejos turísticos aprovechando la riqueza mineral y propiedades curativas de los manantiales.
La empresa Procumasa, del presidente del Hércules, Valentín Botella, es la promotora del Gran Balneario de Aigües, que ha alcanzado un acuerdo con el Grupo Balneario de Archena (Murcia) para su gestión. El balneario se construyó en 1816 y lleva cerrado desde 1963. El ámbito de actuación alcanza los 47.000 metros cuadrados y la inversión prevista es de 25 millones de euros. Sus aguas minero-medicinales han sido declaradas de utilidad pública y se clasifican como sulfatadas cálcicas, caracterizadas por sus propiedades diuréticas y relajantes.
La rehabilitación del antiguo hotel Miramar comenzará en octubre. Este edificio albergará un establecimiento de cinco estrellas y otro de tres, y contará con 140 plazas. Los huéspedes podrán disfrutar de espacios termales, salas de tratamientos temáticos, cabinas individuales, piscinas, gimnasio y restaurante.
Mientras, el Ayuntamiento de Monforte del Cid pretende rehabilitar el balneario de Orito, que dispondrá de un hotel con 10.000 metros cuadrados y 200 habitaciones. Este complejo sustituirá al que existió hasta la primera mitad del siglo XX, después de que en 1881 sus aguas fueran declaradas de utilidad pública y calificadas como cloruro sódicas de fuerte mineralización. En este caso, la sociedad promotora es Mainco Infraestructuras y Medio Ambiente.
La posibilidad de abrir balnearios está limitada a las estrictas condiciones del Ministerio de Industria, que garantiza que las aguas utilizadas están mineralizadas. Según María Teresa Grande, gerente de la Asociación Nacional de Balnearios (Anbal), hay 2.000 manantiales en todo el país que pueden ser explotados en balnearios. Una de las luchas de Anbal es que los establecimientos que no cumplen con los requisitos dejen de definirse como balnearios, porque realizan "publicidad engañosa". Ante la confusión existente, Grande incide en la distinción de los tres grandes términos que agrupan los tratamientos de salud: balnearios, talasoterapia y spa. "El segundo no existe en España porque la Ley de Costas prohíbe extraer agua marina para realizar tratamientos terapéuticos y devolverla al mar. Los spa son toda la oferta que utiliza agua que no procede de manantiales, es decir, agua potable, de ríos o de acuíferos", aclara.
Xavier Marí, presidente de la Asociación de Estaciones Termales de la Comunidad Valencia, que agrupa a seis de las siete autorizadas, sitúa en la última década la "efervescencia" del turismo de salud, que ha arrastrado a "multitud de imitadores, que no dejan de ser spa".
Un portavoz de Hosbec, la patronal hotelera de Benidorm y la Costa Blanca, califica de "revolución" el incremento de servicios en campo entre los establecimientos de la costa en la última década. "El Benicaldea fue pionero en 1997, en el hotel Ambasador, y hoy todos los hoteles de cinco y cuatro estrellas y la mayoría de los de tres, ya disponen de completos servicios para salud y belleza", explica este portavoz. Los empresarios tienen claro, eso sí, que el turismo de salud es "un complemento más al sol y playa".
La fiebre por estos complejos llega hasta el punto de que en Bolulla, uno de los municipios más pequeños de La Marina Baixa, con 400 habitantes, el Consistorio someterá a votación la construcción de un balneario con 100 habitaciones en el paraje de la Font dels Xorros. Difícilmente podría denominarse balneario, puesto que el agua del acuífero tiene una "mineralización débil", según el Consistorio.
La mayor parte de iniciativas son de capital privado, pero en La Vila Joiosa el Ayuntamiento elabora el pliego de cláusulas administrativas para obligar al adjudicatario de la nueva piscina municipal a ofrecer como complemento todos los servicios de un spa moderno. "Queremos que la piscina no sea algo convencional y quienes la utilicen, vecinos y visitantes, tengan un aliciente más", explica el concejal de Turismo, Pedro Lloret.
En las próximas semanas abrirá sus puertas en L'Alfàs del Pi el complejo de lujo Sha Wellness Clinic, que sigue un modelo implantado con éxito en la Costa del Sol. Se trata de ofrecer en un paraje privilegiado (en Serra Gelada y frente a l'Albir) terapias naturales, macrobiótica, antiestrés y medicina estética, con métodos orientales de meditación.
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