Armonías desde el ruido

Según los diccionarios de castellano, taumaturgia significa la "facultad de realizar prodigios". Es también el nombre bajo el que se han agrupado, con base en A Coruña, tres jóvenes músicos procedentes del campo pop pero con intenciones aviesas. "Estamos interesados en la realización de prodigios a través de la música, el sonido y sus manipulaciones y perversiones", se presentan a sí mismos en la página web que alberga el sello donde facturan sus trabajos en formato cedé Roberto Mallo, Raúl García y Miguel Prado. Aunque reducida y minoritaria, existe una cierta escena musical que hace del experimento y de la investigación del ruido su modo de trabajo, y busca conexiones con Europa, EE UU o Corea.

La improvisación libre halla su hábitat en galerías de arte y salas de conciertos

Las actividades de Taumaturgia comenzaron hace unos seis meses, con la puesta en marcha de la web que centraliza sus acciones. "Antes habíamos grabado vribación, el primer disco de Rafael Mallo", relata Roberto Mallo, "pero hasta que creamos la página no comenzamos a distribuir otros sellos ni a facturar los CD-R". Los CD-R es el formato artesanal, corriente en el subsuelo de las músicas modernas, que Taumaturgia utiliza para poner grabaciones en circulación. Un disco compacto y diseño cuidado bastan a la hora de ofrecer alternativas a la carencia de medios económicos. El primer registro del grupo Volontè, del que forman parte los tres promotores de Taumaturgia, y Sonrisas vendo, un directo en la Fundación Luís Seoane del vasco Josetxo Grieta, autoridad en la materia, conforman las ediciones inmediatas del sello.

El proceso que desemboca en los sonidos radicalizados y contrarios a toda estructura de la improvisación libre coincide en el caso de los taumaturgos. "Empecé tocando rock en un grupo que se llamó Triquinoise, muy influenciado por la Velvet Underground", recuerda el violinista de Volontè, Raúl García. "Hacíamos ruido que desarrollábamos en directo y alargábamos durante minutos". La Velvet y una variada gama de pedales le sirvieron a García para explorar los acoples y los zumbidos que desprenden un instrumento eléctrico debidamente manipulado. En la actualidad, se dedica sobre todo al violín: "Sé donde está cada nota, pero no soy violinista".

Roberto Mallo, que se ocupa de un saxofón alto, lo aclara desde el principio: "Me empecé a interesar por esto a través de la Velvet, que me llevó al free jazz". Miguel Prado se desprendió de los ahora conocidos Triángulo de Amor Bizarro, practicantes de noise-pop, después de grabar su primer disco y se fue a vivir a Berlín. Con Rafael Mallo y Óscar Vilariño, ValeTudo es su nombre como dúo acústico, completan el quinteto Volontè.

La música experimental o improvisación libre, como prefiere denominarla Raúl García, encuentra su hábitat no sólo en las salas de conciertos, sino también en galerías de arte. "En Galicia no hay un gran público para estos sonidos, ni siquiera se conocen", admite Mallo. "Aunque tuvimos suerte: gracias a la agrupación Sinsal o la Galería D.F., de Santiago, conseguimos hacer algunos bolos. Es gente que se interesaba ya antes por las músicas que proponemos". Pero Mallo no guarda ningún reproche y afirma divertido: "Todavía no nos han echado de ningún sitio por tocar". "De momento".