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Reportaje:

La fosa del comandante Moreno

Miembros de la Memoria Histórica recuperan los restos del jefe del Batallón Galicia

El que fue jefe del Batallón Galicia, el comandante José Moreno Torres, nunca pudo llegar hasta A Coruña cuando regresaba del frente de Asturias para reencontrarse con sus compañeros de la CNT, pero tampoco se quedará donde los falangistas pusieron fin a su vida por su defensa de la República. Ayer, 70 años después, sus restos fueron exhumados de la fosa en que fue enterrado, en O Acebo, una vez asesinado por los falangistas en octubre de 1937.

La certificación de su identidad está a la espera del análisis de ADN por parte del laboratorio de la Universidad del País Vasco. Sin embargo, el vicepresidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), Santiago Macías, cree que las evidencias encontradas en la fosa dejan lugar a pocas dudas y que los restos hallados son del comandante Moreno.

Braulio fue una de las personas a las que obligaron a cavar la fosa
Lo que sucedió con Moreno y sus compañeros fue "una masacre"

En el alto de O Acebo, en el límite de los municipios de Grandas de Salime (Asturias) y A Fonsagrada (Galicia), la ARMH localizó, con la ayuda de los vecinos, tres fosas. El pasado verano fueron exhumados 11 cadáveres del Batallón Galicia y, desde ayer, se trabaja en la localización de otros dos cuerpos, que, según algunos testigos, fueron depositados en la fosa del comandante.

Con viento gélido y temperaturas de 0 grados, los miembros de la ARMH realizaron sus trabajos auxiliados por una retroexcavadora del Ayuntamiento de A Fonsagrada. Hasta el lugar pronto llegaron vecinos de la zona que recuerdan el trágico episodio del 29 de octubre de 1937. "Correa, Calvelo y Carolo eran falangistas y eran de lo peor", comenta David, un vecino de A Fonsagrada que tiene 85 años y que luce orgulloso en la solapa de su chaqueta la cara del Che.

José, aunque más joven, sabe que lo que sucedió en la zona de Monteseirín con los republicanos de Moreno "fue una masacre". De esto da fe la copla de la época: "Unos le dan bofetones / otros le dan puntapiés / otros le clavan agujas / en las uñas de los pies. / En el año treinta y siete / en el Alto del Acebo / matasteis a dieciséis / y al comandante Moreno". Poco después llega Braulio Bermúdez, el gran testigo del enterramiento de O Acebo. "Ya descubrieron uno", le comentan. "¿Era grande?", pregunta. "Por lo que parece, sí", le responden. "Pues era él", certifica Braulio, otro octogenario al que, con 14 años, le "obligaron" a cavar las fosas "a un metro de profundidad". "Él" era José Moreno, el mítico líder del anarquismo coruñés que mandó el Batallón Galicia en la Guerra Civil y cuya familia se tuvo que exiliar, casi en su totalidad, a México.

La posición del enterramiento, algunas piezas dentales de oro y los restos óseos recogidos casi no dejan lugar a dudas para el vicepresidente de la ARMH, Santiago Macías: "Las características dentales y la corpulencia se ajustan bastante a los datos que teníamos y todo apunta a que es él".

Braulio cuenta que fue una de las personas que ayudó a enterrarlos, pero no fue un acto voluntario: "Vine obligado, como vino toda la parroquia", afirma quien por entonces era un niño. "Casi no teníamos herramientas", dice Braulio, quien asegura que Moreno estuvo con los suyos en el fondo de O Acebo, en la zona de Monteseirín, donde pasaron 15 días "a castañas, mojados y durmiendo a la intemperie".

Un día fueron a la "casa de Blanco", en Monteseirín Pequeño, a pedir comida, pero cuando estaban esperando a que les prepararan algo "ya no hubo posibilidad de comer", porque "enseguida aparecieron los de Falange, los trajeron para O Acebo y aquí mismo los mataron".

Según el relato de Braulio, al comandante Moreno "muchas le hicieron", ya que le tuvieron en un cuadra atado con una cuerda, hasta que acabaron con su vida, aunque antes se repartieron sus pertenencias: "La pluma la llevó O Carolo, otro la zamarra, otro la cazadora, otro las botas y así hasta despojarlo de todo".

La recuperación de los cuerpos es, según David, "un mal menor". "No les hacemos ningún favor con desenterrarlos; ellos ya pagaron con la vida, pero por lo menos para los familiares y nosotros mismos vemos bien todo esto". Eso sí, este octogenario, aún "acatarrado y jodido", exige que se "anulen" todos los procesos del franquismo, porque, afirma convencido, "todos fueron injustos".

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