La policía no puede verificar que el etarra del vídeo de la T-4 sea Sarasola
La cinta es una de las principales pruebas de la presencia del terrorista en Barajas
La investigación del atentado de la T-4 de Barajas está encontrando más dificultades de las previstas. La policía no puede confirmar que la persona que aparece en el vídeo grabado por las cámaras de vigilancia del aparcamiento de la T-4 el 30 de diciembre de 2006, horas antes de la explosión, sea el etarra Mattin Sarasola, imputado como presunto autor material del atentado. Sarasola confesó en declaraciones ante la Guardia Civil que él había sido uno de los autores del atentado y que precisamente era la persona que aparecía en un vídeo con peluca castaña, una máscara, una maleta y una muleta, que salía andando del estacionamiento tras dejar aparcada la furgoneta-bomba que luego hizo explosión causando la muerte de dos ciudadanos de origen ecuatoriano. Sin embargo, ante el juez central que instruye el caso, Santiago Pedraz, Sarasola se negó a declarar y alegó que la confesión ante la Guardia Civil había sido obtenida bajo torturas.
La mala calidad de las imágenes dificulta la identificación
Las imágenes habían sido captadas por las cámaras de la terminal 4 del aeropuerto de Barajas, pero el servicio de Antropología de la Comisaría General de Policía Científica, en un informe fechado el 28 de febrero de este año (aunque la data de salida es del 5 de marzo), señala que debido a la mala calidad de las imágenes no se puede realizar "un estudio fisonómico mínimamente riguroso". Es decir, que el vídeo no permite demostrar que el autor del atentado sea Sarasola.
En el dictamen realizado por la Policía Científica y que ya ha sido aportado al Juzgado Central 1 de la Audiencia Nacional, se explica que los peritos han realizado un estudio fisonómico de todo el cuerpo, aunque más específico del rostro, por ser invariables en su estructura los elementos óseos que conforman el cráneo.
En opinión de los peritos "no se puede realizar un estudio fisonómico mínimamente riguroso debido a la mala calidad de las imágenes dubitadas, circunstancia agravada por la ocultación del rostro del sospechoso con una mascarilla y una gorra".
A pesar de no disponer de las imágenes de cuerpo entero del imputado, es decir, de Mattin Sarasola, tomando como referencia los objetos y personas que lo circundan "el sospechoso es de compresión ectomorfa y estatura media-alta".
El informe, que lleva como anexo un reportaje fotográfico de ocho folios, indica que "sería preciso realizar una reconstrucción de los hechos con el imputado vistiendo prendas similares a las que llevaba la persona sospechosa, pero debemos significar que debido a los elementos de ocultación (gorra y mascarilla) no sería factible emitir un dictamen de la identidad solicitada".
Mattin Sarasola e Igor Portu están imputados por delitos de terrorismo, asesinato y estragos, con penas superiores a los 80 años de prisión en caso de ser condenados. Sin embargo, las pruebas contra ellos no son concluyentes, ya que la confesión de Sarasola, en la que ofrecía minuciosos detalles de cómo realizaron el atentado y planearon cometer otro antes de las elecciones en Madrid, puede estar viciada si en la investigación que se sigue en un juzgado de San Sebastián se demostrara que fue obtenida mediante torturas o malos tratos.
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