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Hallado el cadáver de un profesor tras una explosión en su casa

La policía de Alcalá investiga si la víctima fue asesinada antes de la deflagración

Un misterio aún sin resolver envuelve la muerte de un profesor de instituto de Alcalá de Henares (198.700 habitantes). El cadáver de Jorge R. P., de 37 años, fue hallado ayer por la mañana calcinado en el interior de la vivienda que había alquilado en el centro de la localidad. El forense no pudo precisar ayer si fue asesinado a cuchilladas o, por el contrario, murió a consecuencia de la explosión que se registró en su domicilio. Algunos vecinos aseguran que vieron salir del inmueble a una persona instantes después de la deflagración, lo que aumenta las sospechas de que se produjera un crimen. La autopsia, que le será practicada hoy, determinará las causas exactas del fallecimiento de Jorge R. P.

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El profesor hallado muerto en Alcalá fue asesinado

Una llamada alertó al teléfono de Emergencias 112 poco antes de las siete de la mañana que se había producido una explosión en el piso primero A del número 9 de la calle de los Escritorios, en el centro de Alcalá. Se trata de una corrala rehabilitada de dos alturas, en una estrecha calle.

Tras la deflagración se inició un incendio por toda la vivienda, que necesitó la intervención de tres dotaciones de bomberos de la Comunidad de Madrid. Cuando éstos extinguieron el fuego, se toparon con una triste sorpresa. El cadáver del inquilino estaba en medio del salón, completamente calcinado. Precisamente fue en este lugar de la casa donde se produjo la explosión, según un portavoz de Emergencias 112.

El forense comprobó que la víctima presentaba algunos cortes en la espalda y también una profunda herida en el cuello, por lo que no pudo precisar si había sido asesinado antes de que se produjera la explosión, según fuentes policiales. Una hipótesis que barajan los investigadores del Grupo VI de Homicidios es que algunos cristales pudieran haber cortado a Jorge R. P. tras la deflagración y que eso le produjera las heridas que apreció el médico en el levantamiento del cadáver.Otro extremo que aún queda por esclarecer es por qué estaban intactas dos bombonas de butano que el fallecido tenía en su vivienda, según explicó el jefe de guardia de los bomberos de la Comunidad de Madrid, Roberto Prieto. Una estaba puesta en la cocina y la otra era de reserva. En caso de haber sido una explosión fortuita, lo habitual es que todas las bombonas de una vivienda resulten dañadas, según fuentes de la investigación. Éstas añadieron que la instalación de gas se encontraba en buen estado y que no se habían encontrado evidencias de que hubiese sido manipulada.

El cuerpo de Jorge R. P. estaba irreconocible debido a las quemaduras, según un portavoz de Emergencias 112. La policía estaba ayer pendiente de confirmar la identidad del cuerpo a través de las huellas, del ADN o por el análisis dental de la víctima. Ayer por la tarde constaba como "desconocido" en el Instituto Anatómico Forense, donde hoy se le practicará la autopsia.

Un hermano de Jorge R. P. no quiso hacer declaraciones anoche. Estaban pendientes de conocer la identidad exacta de la víctima. "En estos momentos sufrimos una gran incertidumbre y no queremos decir nada hasta estar seguros", concluyó.

Fuentes policiales destacaron ayer que el fallecido no tenía ningún aspecto que hiciera sospechar de una posible muerte violenta. En principio, no había recibido ninguna amenaza ni había comentado a sus familiares algún tipo de preocupación reciente. Según las mismas fuentes, el profesor de instituto tenía novia desde hacía tiempo "y una vida tranquila".

Ninguna persona resultó herida ni intoxicada por el incendio. Los vecinos de la corrala tuvieron que ser desalojados de sus viviendas durante más de una hora. Los sanitarios del Servicio de Urgencias Médicas de la Comunidad de Madrid (Summa) les entregaron mantas térmicas, ya que varios estaban en pijama y la temperatura era baja.

Los habitantes del edificio, una corrala de dos plantas ubicada en pleno casco histórico de Alcalá de Henares, aseguran que el fallecido era un profesor de instituto de la localidad que vivía de alquiler. Algunos relataron que se despertaron sobresaltados por la detonación y que creían que podría tratarse de una explosión de gas butano. "Solamente se veía humo y había un fuerte olor a gas", explicaba un residente.

La onda expansiva de la deflagración derrumbó dos tabiques de la vivienda, ubicada en la primera planta. Uno de ellos lindaba con el domicilio vecino, según un portavoz de Emergencias 112. La estructura del inmueble, según las mismas fuentes, no resultó afectada. Los vecinos volvieron a sus casas durante la mañana de ayer.

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