Músicos urbanitas se dejan arrebatar por el viejo 'country'
Jeff Tweedy, Thurston Moore o Russian Red se lanzan a ensayar sonidos folk
Jeff Tweedy vive hoy en Chicago, donde lidera, desde su loft, la banda Wilco, tal vez el combo que mejor resume el concepto country de ciudad. A diferencia del personaje de John Voight en Cowboy de medianoche, versión macarra y hetero del concepto Brokeback mountain, Tweedy y los suyos no atan el caballo a la puerta de Walmart.
Su vida es urbana y su música el resultado de cruzar a los chicos listos con los que dejaron el colegio para trabajar en la granja con papá... "Me encanta la vida de ciudad y Chicago. De alguna manera, se ha convertido en una ciudad en la que la música de raíces ha encontrado un lugar preeminente sobre estilos supuestamente más cercanos a lo que podríamos pensar que se escucha en un lugar tan industrial y norteño con más de dos millones de habitantes", dice Tweedy.
En Chicago también reside Neko Case, pelo panocha que combina sus pulsiones pop en el supergrupo indie New Pornographers con sus filiaciones country folk. "Soy canadiense, ahí lo más country que tenemos es Neil Young. Es una música que siempre me ha atraído, con la que me siento cómoda y que está casi en mis genes, por eso me mudé a Chicago".
En el Estado vecino de Michigan reside Jack White, verdadero paladín del sonido retro rock, la producción analógica y los amplificadores de válvulas. Hace un par de años se acercó a su gran icono musical, Loretta Lynn, cantante y madre de familia retirada de la música. Le produjo un disco que fue el mayor hit de la historia de la septuagenaria cantante country. "Llegaron todos esos chicos con chaquetas de cuero y sus pelos largos a mi casa. Fumando y bebiendo. Fue muy extraño grabar temas que compongo en mi habitación mirando al porche junto a aquellos chicos que creo que sólo han visto vacas en los platos de Angus Steakhouse".
En Nueva York, tras el primer arrebato folk del Village, donde Dylan se hizo un (mal) nombre, las cosas son aún más extrañas. Noches de country y bluegrass se suceden en los locales del East Village, mientras que indies como Thurston Moore, líder de Sonic Youth, abandonan la electricidad y rock más experimental para coger su guitarra acústica. A pocas manzanas está el piso estudio de Ryan Adams. Este niño prodigio del country alternativo dejó su Virginia natal para mudarse a la Gran manzana. Sigue fabricando country folk virginiano desde la Avenue A, hasta el punto de que algunos de sus temas, sobre todo el celebérrimo New York New York, son himnos no oficiales de la ciudad. "Adoro Nueva York y el country. Vivo en la ciudad y la ciudad inspira mi música".
A la ciudad le gusta el campo, y los chicos de la ciudad lo saben. Norah Jones lleva el concepto hasta las mismas listas de ventas y al hilo musical de Ikea. En España artistas como la novísima Russian Red, el proyecto de Lourdes Hernández, una madrileña de 22 años que fabrica un folk acústico de cadencias sureñas, como Cat Power. También están Sunday Drivers, una especie de Wilco de Toledo que arrasa en Francia, o Tulsa, roquera irredenta que viste y anda como si se hubiese bajado de un caballo a la puerta de Bershka. Gente de ciudad que sueña con el medio oeste yanqui. Una nueva muestra del poder de sugestión de la cultura yanqui.
PISTAS
- Es hoy: Etnochic
Tendencia pop global mezcla de estilos filtrados por el prisma pop anglosajón. Liderado por MIA, son también Vampire weekend, Gogol Bordello, Bonde Do Role o El Guincho.
- Fue ayer: New rave
Estilo fantasma, ha sido la tendencia más vilipendiada de 2007. Nada importa que el disco de Klaxons fuera muy bueno.
- Será mañana: Torie soul
Trae grupos politizados y románticos, otoñales y descreídos. Con bandas como Glasvegas, la imagen mezcla chaquetas de cuero y jeans sta prest.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.