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Columna
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Adelante, que hay materia

Todos decimos que no hay que hacer comparaciones, que no valen las extrapolaciones, que cada elección es un mundo, que de las generales a las autonómicas, municipales mediante, todo puede volverse de otra manera. Pero todos, sin excepción, estamos echando cuentas extrapoladas y comparadas para ver el como si fuese. No sacaremos de ellas una conclusión firme, pero sí una pista acerca de por dónde pueden ir políticamente las cosas en el inmediato futuro. O, para el caso de los publicistas partidarios, qué tipo de discurso podemos ir construyendo hoy, a la luz de los resultados de estas lecciones, aunque sean generales, para fortalecer las expectativas sobre los de mañana, en las autonómicas. Es así porque es inevitable.

Touriño tiene el objetivo de ser hegemónico en cualquier combinación de gobierno en Galicia

Pérez Touriño y Núñez Feijoo, en este plan, ya adelantaron sus esperanzas. El primero acaricia el objetivo de lograr para el PSdeG la primera posición política en el país o, al menos, el de ser indiscutiblemente hegemónico en cualquier combinación gubernamental. El segundo, que perdió en estas elecciones la cobertura que para sus aspiraciones futuras podría haber representado la victoria de Mariano Rajoy, aprovecha mediáticamente el hecho, hasta ahora indiscutible, de que el PPdeG sigue siendo el partido que tiene más votos y más diputados en el Congreso de Madrid y en el Parlamento de Galicia; su expectativa, pues, consiste en seguir siéndolo.

A Quintana, con este esquema, no le he oído decir mucho, quizá porque la perversa extrapolación de los datos de estas generales a unas próximas autonómicas, llevaría al BNG a perder nada menos que cinco de los 13 diputados que sienta en el Parlamento de Galicia. Él tiene que esperar a que se confirme "la regla" de que los nacionalistas gallegos alcanzan cotas de voto bastante más altas en las elecciones autonómicas que en las generales, como ha sucedido hasta ahora en casi todas las ocasiones. Así que, en cualquier caso, Quintana, como también hizo siempre el BNG, no hace extrapolaciones en esta dirección sino en la contraria, desde sus resultados de las autonómicas hacia los de las generales.

De todos modos, aquí todos salieron del envite del 9-M con la posibilidad de construir ese discurso en positivo, no ya para tratar de explicar sus resultados de ahora, que los resultados electorales, a no ser que sean extremos, como los de Izquierda Unida o Esquerra Republicana, se amortizan casi tan rápidamente como sean publicados, sino para comenzar la "precampaña" de las autonómicas. El PSdeG ganó, el PPdeG no perdió y el BNG ahí está, cubriendo plaza, resistiendo la presión del bipartidismo mayoritario. Adelante, pues, que hay materia.

Y aún habrá más datos para completar el arsenal de sus proclamas. Así, por ejemplo, en las próximas semanas se sabrá cuál es el papel -"decisivo", como ellos querían, o marginal, como podría ser- que acaben jugando los nacionalistas gallegos en el acopio de apoyos para el próximo Gobierno que presidirá José Luis Rodríguez Zapatero. Si Quintana sabe moverse, con algo de humildad, quiero decir presentándose como quien quiere aportar y no sólo condicionar, incluir al BNG en una mayoría de apoyo puede rendirle buenos réditos para mañana.

El ser una fuerza de gobierno en Galicia y coaligado, aún por encima, con el PSdG, casi le obliga a ello, pero también las formas tienen sus consecuencias. El discurso de Durán Lleida, por ejemplo, pudiendo aportar CiU a un acuerdo de ese tipo bastante más que el BNG, es formalmente mucho más amable que el de Quintana.

Algo más de tiempo tardaremos, aunque no necesariamente mucho, en saber cuál será el tono de la oposición conservadora en la próxima legislatura. Yo soy de los que creen que la radicalización por la que optaron en la que acabó es la causa principal de su fracaso, así que también creo que un cambio de rumbo hacia la moderación les resultará, por el contrario, beneficioso de cara al futuro. Y creo que Núñez Feijoo piensa algo parecido, o por lo menos que tiene un talante más proclive a ese aire que al vendaval que ha promovido la que aún sigue siendo cúpula del PP. Así o asá, entramos en precampaña. Están avisados.

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