Rajoy sufre en su feudo de Galicia el mayor retroceso electoral del PP
El PSOE recorta a la mitad la diferencia y el nacionalismo gallego es el único que crece
El reclamo electoral del PP de situar a un gallego en La Moncloa no surtió el menor efecto. Los populares prolongaron el pasado domingo la tendencia a la baja que se inició hace cinco años, en las elecciones municipales celebradas tras el desastre del Prestige, hasta el punto de que Mariano Rajoy sufrió en su teórico feudo el mayor retroceso electoral de toda España.
El PP de Galicia cedió 2,65 puntos porcentuales respecto a 2004, una pérdida sólo inferior a las que registró en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Pero en éstas los populares mantuvieron escaños, mientras que en Galicia se quedaron sin uno. Sólo en Castilla y León y el País Vasco el PP vio mermada también su representación en el Congreso, aunque en el primer caso debido al descenso de población. Ourense se convierte en la provincia española en la que el PP sufre su mayor descalabro (siete puntos menos que hace cuatro años).
Aunque los socialistas no logran desbancar al PP como la fuerza política más votada en ninguna de las cuatro provincias gallegas, la distancia entre los dos grandes partidos se ha acortado a la mitad. El PSOE consolida su hegemonía en las ciudades, al vencer en todas menos en Santiago y Pontevedra, esta última por una escasísima diferencia a favor del PP. El otro socio de la Xunta, el BNG, también tiene motivos de satisfacción, al conseguir que el nacionalismo gallego sea el único de todo el Estado que avanza posiciones, aunque sea ligeramente.
Con todo, el líder del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo, dio ayer por "buenos" los resultados de su partido -que confía en mejorar tras el recuento del voto emigrante- ya que, argumentó, partía de una "situación excepcional" al encontrarse sin poder en Madrid ni en la Xunta ni en los ayuntamientos de las ciudades. Feijóo señaló que será el propio Rajoy el que deba decidir si continúa como líder del partido, pero adelantó su opinión de que si se convocase un congreso contaría con el respaldo de la "inmensa mayoría" del PP.
Para el presidente de la Xunta y líder de los socialistas gallegos, Emilio Pérez Touriño, los resultados del 9-M suponen un "aunténtico vuelco electoral" y un "fuerte varapalo" para el PP. Pese a su satisfacción con los resultados, Touriño descartó un adelanto de las autonómicas previstas para junio de 2009.
El diputado electo nacionalista Francisco Jorquera dio por cumplidos todos sus objetivos, especialmente que "Galicia sea decisiva" en la gobernación del Estado.
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