La izquierda 'abertzale' rentabiliza su apuesta por la abstención
La izquierda abertzale, excluida de las urnas por la justicia, cambió sobre la marcha su inicial criterio de contestar la suspensión de actividades con el voto nulo por la "abstención activa", una decisión refrendada por ETA y, según fuentes políticas y policiales, impuesta por la organización terrorista. Interpretada como un signo de debilidad por el resto de partidos, la apuesta por enmascarar sus apoyos en el conjunto de la abstención le ha resultado rentable al mundo de Batasuna.
Por una parte, pretende patrimonializar el descenso de la participación registrado el domingo en Euskadi (10% menos que en 2004) y Navarra (un 3% más baja); y por otro, gracias al fuerte control social que ejerce en sus feudos, ha impedido que se produzca un trasvase de votos propios a los demás partidos nacionalistas, algo que hubiera permitido el voto nulo.
La izquierda abertzale ha llegado a atribuirse la cifra de 185.000 abstencionistas, sumando tanto la diferencia de participación registrada en ambas comunidades entre la jornada del domingo y las generales de 2004 como el voto nulo que se dio el 9-M, pese a la consigna de abstención. Guipúzcoa fue el territorio donde la caída de la participación fue más abultada (un 13% menos que hace cuatro años), con hitos como el 82% de abstención en Lizartza, el municipio que gobierna el PP.
Mientras que en las capitales vascas el incremento de la abstención va desde los 10 puntos de San Sebastián a los siete de Bilbao, rebasó el 50% en varias decenas de pequeños municipios de Navarra y Euskadi donde gobierna ANV o la izquierda abertzale ha tenido un arraigo histórico.
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