"Puede pelear con quien quiera"

La irrupción de Jorge Lorenzo en el Mundial de MotoGP ha sido agua bendita para un campeonato que en 2007 bailó al compás que marcó Casey Stoner. Cuatro meses después de realizar su primer entrenamiento completo con la Yamaha, este descarado veinteañero destripó todos los pronósticos en Losail, donde terminó segundo, por detrás de Stoner, tras ganar varias reyertas con Valentino Rossi y Dani Pedrosa, mucho más fogueados que él.

Se veía venir que Giorgio la armaría. La progresión que ha tenido a lo largo de la pretemporada permitía hacerse una idea de lo que podría ocurrir en el Gran Premio de Qatar. Los augurios se confirmaron en los entrenamientos y él los remató con la pole. No debía ganar, pero podía hacerlo. Más que nada, porque su adaptación a su nueva moto ha sido muy rápida. El bicampeón mundial en 250cc es un piloto muy fino, nada brusco y con un paso por curva rápido. Este prototipo es uno de los más manejables de la parrilla. También el motor ofrece mejor rendimiento que el del año pasado, sobre todo en velocidad punta (ha ganado unos 11 km/h). Si a ello se añade que Lorenzo demuestra tener una sensibilidad extrema para sentir los neumáticos, de carrera o de clasificación, en las primeras vueltas, cuando están fríos, o en las finales, cuando ya asoman las fibras, el resultado permite entender por qué fue segundo en Doha.

"Jorge va rápido gracias a su talento, pero, además, su diagnóstico acerca de lo que le ocurre a la moto es muy ajustado", asegura Daniele Romagnoli, el director del equipo. "Tiene la calidad necesaria para pelearse en la pista con quien quiera", matiza Juan Llansà, el mecánico de Aprilia que ha subido con él a la categoría pesada. "Cuando consigue un buen tiempo, sabe por qué lo ha hecho y no deja de repetirlo hasta que lo mejora. Es como una fotocopiadora", destaca Llansà. Dentro del garaje del número 48 quien manda es Ramon Forcada. "Al comenzar la pretemporada, tuvo algún problema, pero es normal. Tiene mucho feeling con los neumáticos y, lo mejor de todo, consigue mantener sus tiempos al final de carrera, cuando el rendimiento de las gomas cae en picado al degradarse", advierte.

El físico es otro condicionante importante para un piloto que asciende de dos y medio a MotoGP. Las motos son alrededor de 50 kilos más pesadas, generan inercias más extremas y hay que emplear mucha más fuerza para meterlas en los virajes, tumbarlas, levantarlas y realizar cambios de dirección rápidos. Ningún problema para Lorenzo. "Cuando corría en 250cc, se notaba que tenía más fuerza que los demás. Cuando se caía, ponía la moto de pie como si se tratara de una bicicleta. La mayoría de los pilotos apenas pueden levantarla", asegura Marcos Hirsch, su preparador físico.

Llegado a este punto, tras haber alcanzado los dos últimos títulos de la categoría intermedia y visto el estruendo que generó su debut en Qatar, está claro que, por el palmarés que tiene, por su físico y por su talento, MotoGP es el entorno perfecto para Lorenzo.