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ERC sufre un descalabro y los nacionalistas de CiU crecen

Los republicanos pierden el grupo parlamentario, pero Convergència i Unió gana margen para condicionar al PSOE

Esquerra Republicana de Catalunya vivió ayer una de las peores noches, al sufrir un varapalo de primera magnitud. El partido independentista pasó de los ocho diputados de 2004 a sólo tres. Era el peor escenario de los posibles: la pérdida del grupo parlamentario -que requiere un mínimo de cinco escaños- y quedarse sin influencia en el futuro Gobierno de Zapatero. Del retroceso también se beneficiaron los nacionalistas de CiU, que aunque bajaron en número y porcentaje de votos, subieron de los 10 parlamentarios de 2004 -el peor resultado de su historia- a 11. El último escaño de Barcelona se decidió de madrugada. Se lo adjudicó CiU, en detrimento del PP, al que le faltaron 71 votos. Falta por escrutar el voto emigrante.

Esquerra cree que parte de sus electores ha ido al PSOE por miedo al PP

El cabeza de lista de CiU, Josep Antoni Duran, lo había arriesgado todo a la carta de que CiU fuera decisiva. Y la holgada mayoría del PSOE (169 diputados) no da a la federación la llave de la gobernabilidad en solitario, aunque sin duda CiU gana margen para condicionar la acción de Gobierno. El mensaje de Duran de anoche fue claro: pese a los "intentos" por limitar la presencia de CiU en la política española, "quien quiera hacer algo en la política española tendrá que contar con Convergència i Unió", dijo, tras avanzar que no será CiU quien mueva ficha.

La aparición de los dirigentes de ERC en las pantallas de la sede electoral de CiU arrancó silbidos y algún insulto. El retroceso de los republicanos fue mayúsculo. A las puertas de un congreso que debe decidir el futuro de Esquerra entre las familias de Josep Lluís Carod Rovira y de Joan Puigcercós, el partido vivió una noche de cuchillos largos, con caras que eran todo un poema. La incógnita por despejar es el impacto que tendrá el mal resultado de ERC en el Gobierno tripartito de la Generalitat, donde el presidente José Montilla salió reforzado ante la abrumadora victoria socialista.

Hoy mismo, la ejecutiva de Esquerra mantendrá una reunión en la que analizará unos resultados catastróficos, alejados de sus previsiones, que pasaban al menos por consolidar su grupo parlamentario. Los dirigentes no contaban con revalidar sus ocho escaños, logrados tras la campaña de acoso y derribo contra Carod, pero no esperaban que la caída fuera de tal magnitud. El propio presidente de esta formación compareció anoche para hacer autocrítica. "Es un mal resultado y lo asumimos", declaró. Carod Rovira atribuyó el castigo al hecho de que parte del electorado de ERC habría decidido quedarse en casa y otra habría pensado que "para frenar al PP era más útil votar a los socialistas".

La holgada mayoría del PSOE, que a lo largo de la noche electoral fue oscilando entre los 167 y los 170 escaños, mantuvo a la cúpula de CiU más pendiente de los resultados de los socialistas que de los propios, que se mantuvieron estables en 10 escaños hasta más allá de la una y media de la madrugada, cuando comenzó a bailar un escaño en Barcelona entre los nacionalistas y el PP. Un resultado que, en privado, los dirigentes de CiU no habían considerado en los últimos días un escenario satisfactorio.

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Duran Lleida intentará sacar pecho, pero ya se verá cómo reacciona el otro partido hermano de la federación, Convergència Democràtica. Jordi Pujol y Artur Mas reclamaron toda la campaña una reacción en toda regla de Cataluña frente a los "engaños" e "incumplimientos" de los socialistas.

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