La organización destaca una Bienal "tecnológicamente extraordinaria"

Con cara de satisfacción y con sentimiento de orgullo. Así comparecieron ayer ante la prensa los representantes del Bilbao Exhibition Centre (BEC) y de la Asociación Española de Fabricantes de Máquina-Herramienta (AFM) para dar cuenta de los resultados de la 25ª edición de la Bienal, que se ha saldado con un notable incremento de visitantes nacionales y extranjeros.

Koldo Arandia, presidente de la AFM, explicó que según una primera encuesta rápida para valorar la satisfacción de los fabricantes, "la nota que hemos sacado es de 7 sobre 10; los asociados de AFM han calificado, prácticamente por unanimidad, esta edición como mejor que la de 2006, que fue muy buena".

Pese a la reticencia inicial por las noticias económicas de tinte negativo, Arandia confirmó que se ha producido no sólo un aumento de la cantidad de contactos establecidos, sino también de la calidad de dichos contactos, con una gran afluencia de visitantes extranjeros, compradores e industriales con proyectos que permitirán cerrar muchos pedidos en los próximos meses.

"Frente al panorama macroeconómico que apunta a una desaceleración, nuestra visión es moderadamente optimista. Este año volveremos a crecer y se detecta interés inversor tanto a nivel doméstico como internacional en nuestros principales sectores", explicó el presidente de la AFM. Arandia calificó la Bienal como "extraordinaria, probablemente la mejor edición desde el punto de vista tecnológico", lo que ha permitido constatar que "la máquina-herramienta española ofrece hoy en día la misma calidad, tecnología, fiabilidad y servicio que pueden ofrecer nuestros competidores alemanes o italianos".

En el certamen se ha podido constatar el fuerte tirón que ejercen las energías renovables -especialmente la eólica-, el sector aeronáutico y la automoción, con un buen número de máquinas exhibidas en los stands para satisfacer sus necesidades de fabricación.

No obstante, el presidente de la AFM quiso señalar los nubarrones que preocupan al sector: la diferencia de cambio entre el euro y el dólar, que dificulta su acceso a determinadas economías, el diferencial de inflación de España con respecto a los competidores europeos y las dificultades de aprovisionamiento de materias primas, que están provocando enormes plazos de entrega en las máquinas, con una media de 11,4 meses. "Algún expositor ha declarado su intención de no aceptar más pedidos y optar por la calidad en lugar de la cantidad, seleccionando los proyectos por su interés y los países de destino que dejen mayor margen de negocio", explicó.