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ELECCIONES 2008 | Campaña electoral

Madrid, en alerta máxima por las elecciones

F. Javier Barroso

A Pepe, un agente que lleva 28 años en la policía, le tiemblan las manos al intentar cerrar la furgoneta. Su larga experiencia como antidisturbios no le impide emocionarse. Ayer, horas después del atentado de Mondragón, regresó a la terminal T-4 para patrullar. Él fue uno de los agentes que resultaron heridos en la bomba que puso la banda terrorista ETA el 30 de diciembre de 2006 en el aparcamiento de la T-4. Desde entonces no había vuelto. Prefiere no hablar. Mira de lado, tras enrojecerse. Enciende un cigarrillo tras otro. "¡Qué mal lo estoy pasando!", se limita a decir. Sus compañeros le tuvieron que sacar del furgón policial aquella mañana después de que le reventaran encima los cristales. Quedó tirado en los asientos. "Entré en el año 1980, cuando todavía vestíamos de gris. Eso sí, nunca me llegué a poner ese uniforme", comenta después más tranquilo, tras abandonar la T-4. Lo peor ya ha pasado.

La situación ahora es algo distinta. Los policías de la Unidad de Intervención Policial (UIP) proceden en este caso de Valladolid, pero se conocen la capital casi al dedillo. De hecho, llevan desde enero reforzando la seguridad con vistas a las elecciones de mañana. Igual ocurre con las compañías llegadas de Oviedo y de Sevilla. De hecho, la ciudad está tomada por antidisturbios y por los agentes de las comisarías. Su trabajo, salvo que haya contraorden durante el servicio, es dirigirse a puntos conflictivos y realizar controles aleatorios de seguridad.La jornada comienza hoy en el complejo policial de Moratalaz. Los grupos se despliegan por la capital. El primer operativo de Reno (nombre en clave de los antidisturbios) es el aeropuerto de Barajas. En cuestión de segundos cruzan tres furgonetas y se bajan una decena de agentes perfectamente identificados con chalecos reflectantes y con su característico uniforme azul. Se colocan de tal forma que los vehículos que se aproximan a la zona de salidas tienen que reducir la velocidad. "Por favor, su carné de identidad y la documentación del vehículo" le dice un policía con pronunciadas patillas, de nombre Mikel, al conductor. Acto seguido, le pide que se baje del vehículo y que abra el maletero. Todo correcto.

"Los controles sólo son efectivos si duran poco. Deben durar 15 o 20 minutos. Además del problema de tráfico que se crea, la gente se puede avisar y baja mucho su efectividad. Jugamos sobre todo con el factor sorpresa", dice un mando.

La reacción de los conductores es muy similar. Se bajan asustados y bastante nerviosos al verse en un control policial. En especial, si algunos agentes van armados con fusiles y escopetas, como ocurría ayer. "El ciudadano normal debe estar muy tranquilo. Lo hacemos por su seguridad", añaden los agentes.

El siguiente punto está en la otra punta de la capital, junto a la estación de Cercanías de Villaverde Alto. De nuevo, las furgonetas se cruzan entre los cuatro carriles que tiene esta autovía de doble sentido. Aquí paran a tres conductores. Todos muy jóvenes. "Simple coincidencia", asegura un responsable policial.

Nivel 3 de seguridad

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Controles como éste se repiten por los diversos grupos de la UIP que están patrullando las 24 horas del día por la región. El atentado terrorista de ayer en Mondragón (Guipúzcoa) no ha variado los planes de seguridad de la capital. Ésta se encuentra en el nivel 3, de máxima alerta, lo que supone una presencia policial máxima. Y será así hasta que pasen las elecciones. "No se puede sacar a más gente a la calle", reconoció un alto mando policial de Madrid.

Cuando el reloj marca las siete de la tarde, las cuatro furgonetas de los antidisturbios se dirigen a Atocha. Es un punto muy conflictivo, donde siempre hay policía. "Aquí no podemos estar mucho tiempo, porque hay mucho tráfico y creamos problemas", asegura un oficial. Les da tiempo a controlar cinco o seis coches. "Gran parte de nuestro trabajo es disuasivo. Que los malos sepan que estamos ahí", añade un agente.

De nuevo, otro punto. Así hasta las 22.30, cuando termina el turno. Entonces toman el relevo otros compañeros.

Un antidisturbios armado con una escopeta vigila en una entrada de la terminal T-4 del aeropuerto de Barajas.
Un antidisturbios armado con una escopeta vigila en una entrada de la terminal T-4 del aeropuerto de Barajas.ISAAC F. CALVO

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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