Lorenzo se quita los vicios
En los últimos cuatro meses, el mallorquín se ha reciclado para adaptar su pilotaje a las exigencias de MotoGP
A Valentino Rossi le ronda una mosca detrás de la oreja. Según dictan los ensayos de la pretemporada, Jorge Lorenzo irrumpirá en la MotoGP como un trueno, un detalle que comienza a inquietar a Il Dottore, que ve en su novato compañero en Yamaha a un irreverente que puede ponerle en evidencia a él, el mejor motociclista de la historia.
En los últimos cuatro meses, Lorenzo ha tratado de amoldarse a las exigencias de la nueva categoría y se ha despojado de antiguos vicios que arrastraba de 250cc. El objetivo siempre es el mismo: llegar preparado a la primera carrera, el domingo en Qatar. A tenor de los registros que logró la semana pasada en los últimos entrenamientos, Giorgio está más que a punto.
El piloto ha corregido su trazada al tomar la recta de meta tras la última curva
"Es bestial que mantenga el ritmo al quedarse sin gomas", le alaban en Yamaha
Aunque pasar a competir en la MotoGP supone un cambio global, hay varios aspectos que han merecido especial atención por parte del español y del equipo Yamaha.
- La trazada. En los primeros ensayos, en Jerez, la trazada de Lorenzo era muy poco ortodoxa, distinta a la de los demás. Esta circunstancia era apreciable sobre todo en la recta de meta. Mientras la mayoría salía de la última curva por el interior y empleaba toda la longitud de la recta para hacer la diagonal y colocarse en la zona exterior, Lorenzo seguía circulando pegado al interior. Un momento antes de amarrar los frenos, daba un agresivo bandazo para buscar la zona exterior y luego se cerraba para trazar la curva. "Es un vicio que tiene", asegura una fuente cercana al piloto; "en Malaisia también hacía algo raro, pero es normal. Ya lo ha ido cogiendo".
- La frenada. "Lo más complicado es aprender a utilizar el freno motor, que en dos y medio no existe", apuntan en el taller. El instante de la frenada es crucial. Conocer y saber emplear bien este parámetro -una ayuda electrónica que evita que la moto entre en crisis al bajar marchas- es vital para tomar los virajes como uno quiere y no según las inercias de la moto. "Esto ya está más o menos dominado", afirman en Yamaha.
- Paso por curva. En MotoGP no es demasiado rápido debido al peso y a las grandes inercias de las motos. "Se debe sacrificar inclinación para abrir el acelerador lo antes posible", asegura Casey Stoner, el campeón; "todo el rato que estás con la moto tumbada es tiempo que pierdes". Eso supone que, si sale de una curva un kilómetro por hora más rápido que sus rivales, el piloto arrastrará esa diferencia toda la recta y podrá subir más marchas.
- Posición de conducción. Lorenzo va sentado muy atrás. Por eso se ha quejado en la pretemporada de problemas de contacto en el tren delantero al salir de los virajes. Con tanta potencia (más de 200 caballos), la moto se levanta al abrir el acelerador. En los ensayos, el equipo técnico trató de que el piloto se adecuara a la moto, pero él conducía de forma antinatural. "Si piensa demasiado en cómo tiene que ir sentado, es peor porque está más pendiente de eso que de correr", aseguran en Yamaha; "hemos adaptado la moto para que esté más a gusto".
- Neumáticos. Por muy cautos que sean en Yamaha, todos alaban lo rápido que se ha acostumbrado Lorenzo a los neumáticos, bien sean de carrera o de calificación (más blandos e inexistentes en 250cc). "En cuanto a los neumáticos de carrera, es bestial que Jorge consiga mantener sus tiempos cuando ya no le quedan gomas", afirman en su entorno. Como se apreció en muchas carreras el año pasado -en las vueltas finales, Lorenzo dejaba tirados a sus rivales-, ese don le sobra al mallorquín. Las gomas de calificación son una cuestión de fe. "Si le dieran seis, bajaría el tiempo cada vez que colocara una. Va probando, buscando el límite", asegura un ingeniero; "coloca una y da una vuelta. Y piensa: 'Ok, hasta aquí aguanta'. Y en la siguiente baja medio segundo más. Así, hasta el límite".
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