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Crónica:Octavos de final de la Liga de Campeones
Crónica
Texto informativo con interpretación

Al Madrid le faltan recursos

Sin imaginación, el equipo de Schuster vuelve a caer en octavos, esta vez ante un Roma muy bien organizado

José Sámano

La exigente Copa de Europa puso en evidencia al Madrid, que se vio despojado de sus contados, pero eficaces recursos, en cuanto tuvo que tirar del fondo del vestuario. Con una plantilla muy desigual, quizá le valga para maquillar su paso por la Liga, pero la Champions es un órdago que, actualmente, le supera. El Roma, un equipo bien organizado y con una partitura muy ensayada, le despidió del torneo sin gran oposición. Al menos ayer, en el choque de vuelta, en el que los romanistas siempre dieron la impresión de manejar mejor las entrañas del partido. Mucho mejor que en la ida, cuando al conjunto madrileño sólo se le escapó el resultado. El duelo de Chamartín nada tuvo que ver. El Roma devolvió golpe por golpe al Madrid, al que, corto de fútbol, primero le faltó intensidad y no le bastó con un arreón final. El cuadro de Schuster nunca tuvo atado el encuentro y el Roma tocó mejor todas las teclas, sin grandes alardes, pero de forma muy precisa, como si hubiera programado la cita.

REAL MADRID 1 - ROMA 2

Real Madrid: Casillas; Salgado (Torres, m. 65), Pepe, Cannavaro, Heinze; Gago, Diarra (Drenthe, m. 60), Guti; Baptista (Soldado, m. 85), Raúl y Robinho. No utilizados: Dudek; Marcelo, Higuaín y Balboa.

Roma: Doni; Cicinho (Panucci, m. 87), Mexes, Juan, Tonetto; De Rossi, Aquilani; Taddei, Perrotta (Pizarro, m. 76), Mancini (Vucinic, m. 65); y Totti. No utilizados: Julio Sergio; Brighi, Giuly y Ferrari.

Goles: 0-1. M. 73. Taddei, de cabeza. 1-1. M. 75. Raúl, tras un pase de Robinho. 1-2. M. 92. Remate de cabeza de Vucinic.

Árbitro: Kyros Vassaras (Grecia). Expulsó a Pepe (m. 70) por doble amonestación. Amonestó a Heinze, Taddei, De Rossi, Cicinho, Robinho, Guti, Aquilani y Tonetto.

Unos 80.000 espectadores en el Bernabéu.

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Al Madrid le faltó mayor voltaje, un ideario claro e imaginación, mucha imaginación. A Schuster le faltaron piezas para el mecano y, sin algunas puntadas imprescindibles, el equipo se resiente más de lo que se le supone a una plantilla como la madridista, tejida con demasiados costurones. Baptista, por mucho que anoche fuera el mejor rematador, está a una luna de Van Nistelrooy; el declive de Salgado revaloriza aún más a Sergio Ramos y Gago más Diarra suman uno -a veces, ni eso-. El caso de los dos pivotes es el más sintomático. A Gago aún se le consiente, a Diarra ni se le espera. El argentino rema muchas veces a la deriva y el africano juega desnortado: ni quita ni pone. Frente a ellos, De Rossi y Aquilani se sintieron complacidos. Con ellos, a Guti no le alcanzó para dar una puntada al juego, para encontrar aliados con los que dar carrete a Robinho y Raúl.

Sin luces en el eje, el Madrid tampoco encontró soluciones por las orillas, donde sólo envidó con Robinho. A Salgado le falta depósito para dominar él solo, al estilo de Ramos, toda la vía derecha. Lastimado Robben, Schuster recurrió a Drenthe en el segundo acto en detrimento de Diarra. Hasta entonces, sólo Baptista había alterado al Roma con dos remates de falta, uno desviado por Doni y otro escupido por el larguero. Al brasileño le había replicado Aquilani, que, en una misma jugada, cargó dos veces contra Casillas, al que también libró la madera. Y en dos ocasiones, porque Vucinic hizo otra carambola en el travesaño.

Con la energía de Drenthe, el Madrid ensanchó el campo y, también angustiado por el paso del tiempo, aumentó los decibelios. El Roma apenas alteró su guión. Le gusta jugar al billar, no pierde el hilo a la pelota y acelera en cuanto irrumpe Totti, sobre el que gravita todo su ataque. El gran capitán romano, tan castigado por llevar el equipo en la mochila durante tantos años, ya no acelera como antaño, pero le sobra clase para marcar el ritmo y filtrar pases. Sin embargo, le sobró ímpetu en el peor momento y su equipo pudo pagarlo muy caro.

Con el Madrid al toque de corneta, Pepe fue expulsado y, al instante, llegó el gol de Taddei. Un azote doble para el equipo español, que se vio ante un ochomil. Al grupo de Spalletti, que había abusado de su cromosoma italiano para congelar el reloj, le entraron unas prisas repentinas. Tenía todo a favor y Perrotta estaba golpeado, o quizás picado por una avispa. Totti se percató, pero, lejos de regatear algún minuto, se lanzó a por Casillas. Perdió la pelota y Raúl batió a Doni. El Madrid se ganó 15 minutos de esperanza. Un mundo cuando se trata del Madrid y su incomparable flirteo con la Copa de Europa, una mística que gobierna como pocos. Quedaba recurrir a la heroica, pero este Madrid se queda corto y en su plantilla hay demasiados claroscuros. No tiene especialistas como Guti y Robinho, futbolistas con chistera, capaces de acudir al rescate con un simple guiño. Le sobra pelotón y le faltan jerarcas. Y la Liga de Campeones no está de rebajas.

Robinho se lamenta tras una ocasión fallada.
Robinho se lamenta tras una ocasión fallada.ÁLVARO GARCÍA

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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