El asesino del rol tiene permiso para salir a la calle los fines de semana
Rosado obtiene el tercer grado pese a la oposición de Instituciones Penitenciarias
La Audiencia Provincial de Madrid ha decidido conceder a Javier Rosado, conocido como el asesino del rol, el tercer grado penitenciario. O sea, que saldrá a la calle los fines de semana. O cuando así lo considere oportuno la junta de seguimiento de su prisión, Soto del Real. Hace pocos meses, este permiso le fue denegado por la Dirección General de Instituciones Penitenciarias.
El juez se apoya en "una buena evolución psicológica"
Rosado mató de 19 puñaladas a un hombre de 52 años por un juego
Rosado, que ahora tiene 34 años, fue acusado de asesinar a un empleado de limpiezas, Carlos Moreno, el 30 de abril de 1994. Tenía entonces 20 años. Junto a Félix M. R., asestó 19 puñaladas a aquel hombre, de 52 años, en una parada de autobús del barrio de Manoteras. Todo estaba calculado y respondía a la particular lógica de un macabro juego que Rosado controlaba en su cabeza.
La decisión de concederle el tercer grado, basada en el hecho objetivo de que ya ha cumplido tres cuartas partes de su condena -lleva 14 años entre rejas-, está apoyada por la junta de seguimiento de Soto del Real, compuesta por psicólogos, abogados y el director del centro. Aunque dos de sus miembros hicieron votos particulares para que quedase constancia de su desacuerdo. Estos miembros discrepantes consideran que dada la gravedad del delito debía esperarse hasta ver la evolución del tratamiento psicológico, que recibe desde hace varios años, del recluso.
Pero la decisión última ha sido tomada por Arturo Beltrán Núñez, juez de la sección Quinta de la Audiencia. Sus argumentos son que Rosado "ha tenido en los últimos años una evolución psicológica favorable, que ha hecho un buen uso de los permisos que ha disfrutado hasta la fecha, que su formación personal y académica ha sido satisfactoria y que tiene el apoyo de su familia en el exterior". Además, recuerda el juez que lleva ocho años sin necesitar tratamiento psiquiátrico. El apoyo que percibe es psicológico.
Pero antes de llegar a esta resolución, la situación penitenciaria de Rosado ha pasado por varias fases. En un primer momento, la petición de poder disfrutar el tercer grado fue abortada por Instituciones Penitenciarias. Entonces, ante la denegación, Rosado apeló al juez de vigilancia penitenciaria. Pero el juzgado de vigilancia confirmó el diagnóstico de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias. Volvió a recurrir. En esta ocasión ante la sección Quinta de la Audiencia. Y, en esta ocasión, sí ha tenido éxito.
Si no fuera quien es, incluso podría alcanzar ya la libertad condicional, dado que se ha portado bien y no ha dejado de estudiar -se convirtió en el primer recluso de España en terminar tres carreras universitarias-, de devorar libros y de dar clases de matemáticas a otros reclusos.
Sin embargo, Rosado está considerado por los peritos judiciales como alguien "muy peligroso". De ahí la preocupación sobre su futuro. En el juicio, en febrero de 1997, las dos psicólogas de los juzgados de Madrid que le diagnosticaron, Susana Esteban y Blanca Vázquez, lo advirtieron: "Es un psicópata. No tiene cura. Cuando salga, puede volver a matar". Las dos peritas hicieron ver al tribunal -por encima de los diagnósticos de varios psiquiatras que veían en Rosado a un psicótico con personalidad múltiple, un Mr. Hyde- que el asesino del rol era una persona "fría, calculadora y muy inteligente, que distinguía el bien del mal".
La obtención, finalmente, del tercer grado abre las puertas a Javier Rosado a que se le pueda otorgar la libertad condicional en un periodo de tiempo no muy largo.
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