Villar se pone por encima de la ley

El azote de Ángel María Villar, presidente de la Federación española de fútbol, habló vestido con una camisa azul, rompiendo el protocolo de traje y corbata que rigió ayer la Asamblea de la Federación española. Villar, apoyado por los votos de los asambleístas, eliminó de los estatutos de la Federación toda referencia a su sometimiento al ordenamiento jurídico español. Rechazó aceptar la orden ministerial que le obligaba a convocar elecciones antes del 31 de marzo. Moldeó el nuevo régimen electoral para impedir que Mateo Alemany, cabeza de la plataforma opositora Federación de Todos, se presentara a las elecciones -los candidatos deben llevar al menos un año en alguno de los órganos de la Liga, la Federación, las territoriales, la FIFA, la UEFA o los clubes-; y, ya convertido en candidato único, dejó pendiente de su deseo la convocatoria de elecciones para el último trimestre del año. Fue, dijo Villar, el colofón de un año brillante. El hombre de la camisa azul, Antonio Escribano, presidente de la Federación de Castilla-La Mancha, que había impugnado la Asamblea junto con otras territoriales, asistió a ese éxito con el abatimiento de quien ve pasar lo que más teme.

"Basta ya de la intervención del Gobierno. (...) Me persiguen psicópatas"

"Este asunto es más serio de lo que parece", había argumentado Escribano mientras pedía el voto para el no; "el viernes, la Audiencia Nacional dictaminó que las elecciones deben hacerse según lo marca la orden ministerial. Hoy [por ayer] se elimina del artículo 1.4 la referencia a que la Federación se obliga a cumplir el ordenamiento jurídico español. Se propone sacarnos de ese ordenamiento, que aceptemos sólo los estatutos de la FIFA y la UEFA, y nadie dice nada. Es un problema serio. Cada uno con su conciencia. Se va a votar una ilegalidad manifiesta. Esto es un pulso al Estado, no al gobierno de turno", cerró.

Como Escribano opinó Eduardo Herrera, presidente de la Federación Andaluza: "Habla usted [por Villar] de respeto escrupuloso de las leyes y un ratito después nos pide que nos salgamos del orden jurídico español". No sirvió de nada: las modificaciones estatuarias fueron aprobadas por 116 votos a favor, 26 en contra y dos abstenciones. La plataforma de Alemany anunció ayer que impugnará la reforma.

Villar, que lleva 20 años en el cargo, defendió la especificidad del fútbol, el autogobierno y la necesidad de aprobar el nuevo código modelo que la FIFA ha impuesto a sus miembros. El resumen de su variopinta batería de argumentos, que lograron el apoyo abrumador de la Asamblea -compuesta por él mismo, 19 presidentes de Federaciones territoriales, 48 futbolistas, 14 entrenadores, 14 árbitros y 84 clubes- estuvo en su discurso inicial, destemplado y casi a gritos: "¡Sí a las elecciones! ¡Sí a que se aplique la ley! ¡No a las disposiciones de desarrollo [por la orden ministerial] contrarias a la ley! Queremos cumplir la ley. La ley. No los desarrollos".

"¡Basta ya!", rugió Villar frente a la "intervención" del Consejo Superior de Deportes [CSD]. "Si no se interviene ahora, el día de mañana irán a decir lo que es un club... y querrán ir más allá". Fue el momento de recordar lo que Joan Laporta, presidente del Barça, definió como "falta de visión" por parte del CSD: la orden ministerial, de diciembre de 2007, es posterior al nuevo reglamento de la FIFA, de la que Villar es vicepresidente. "Señor, no me haga perder lo que me robaron', dice la Biblia", se lamentó en consecuencia. "[La ley electoral de la FIFA] no es una idea de Villar. Si lo fuera me tendrían que elegir 250 años por el poder internacional que tengo".

Con esa lógica como apoyo, el nuevo reglamento electoral, que obliga a los candidatos a tener el apoyo de un mínimo del 25% de miembros de la Asamblea y privilegia el control interno frente al externo e independiente, tuvo un apoyo arrollador: 115 votos a favor y 23 en contra. Ya lo había advertido Villar. "¿Todos los que votan sí están secuestrados, son tontos, bobos y antidemócratas?", les preguntó. "No. Como los que votan no, tienen cabeza y pisan el suelo. Los que votan no le están diciendo no al fútbol. Van en contra de nuestro patrimonio por cuestiones electorales. Me da tristeza que personas capaces como ustedes no defiendan el principio de basta ya a la intervención del gobierno en el deporte. Las normas gubernamentales se extralimitaban".

La reunión arrancó como un concierto de trajes orquestado en torno a la comida ofertada por un catering y acabó con una ovación cerrada. Villar, asaltado por los periodistas, no dudó en coincidir con Joseph Blatter, presidente de la FIFA, que considera el problema como una lucha personal entre el propio Villar y Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte.

"Esto se ha hecho para lo que se ha hecho", dijo. "Yo no he desafiado nada. Si el problema se soluciona con mi inhabilitación, de maravilla, lo asumo. Hay personas que me están persiguiendo. Son psicópatas".