La fallera más 'cool'

Y llegó Desampa, todo un heraldo de esencias valencianas. Ella es la animada protagonista de esa relectura que ha realizado la diseñadora valenciana Lina Vilar del retro-kitch souvenir. La artista ha metido un repertorio de tópicos en la trituradora de la cultura pulp, aderezado con toques surrealistas a lo Forges, condimentos gráficos del cartelista Savignac, y el conservante químico de la nostalgia glamourizable. Desampa y sus amigos -el inefable Vicent y el alado Penat- se pasean por los referentes comunes, que aparecen aquí comprimidos, provocando el humor. Las ilustraciones de Vilar reflejan una visión teatral de las cosas: Desampa haciendo buñuelos ¿rellenos?, Vicent cocinando la paella a fuego lento, Penat frente a la última barraca a este lado de la frontera de la especulación. "Es ver la diversión y la vitalidad en los momentos más solemnes y en los más cotidianos", apunta la diseñadora. En nuestro biotopo el humor blanco es tan aceptable como cualquier otro. Lo curioso del asunto es que, en nuestra crispada sociedad actual, se ha convertido en, prácticamente, la única posibilidad de humor. Un humor que deriva en simpatía, y que elude la crítica a través de la sobrevaloración de un intangible buen rollo. Y es que estos personajes se muestran con ganas de dinamizar, que no dinamitar, los cimientos de una cultura carpetovetónica y gañánica. "Aunque mi trabajo se vea como esencialmente valenciano, lo cierto es que admite una lectura más universal", declara Vilar apuntando al mismo tiempo la posibilidad de que este concepto se extienda a otras comunidades. La exuberancia del color y la narrativa de sus ilustraciones se equilibran y tamizan por la limpieza de sus diseños. Más cercana a la revista Wallpaper que al Turista Fallero, Lina tiene una facilidad vírica para ilustrar el chascarrillo, fruto de su devoción por el más puro y bizarro kitsch español de finales de los sesenta.

La artista tiene una facilidad vírica para ilustrar el chascarrillo