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Crónica:26ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Duscher rescata al Racing

El argentino devuelve al conjunto cántabro a los puestos europeos

Estaba casi pactado el empate. Sólo restaban cinco minutos para el final. Nadie quería pelear más. Vivar Dorado acababa de enviar un balón a las nubes cuando tenía toda la portería para él. De pronto, apareció Duscher por el área para interceptar un centro de Óscar Serrano y el rebote, remate o lo que fuese se marchó a la escuadra derecha de Asenjo. Con el gol terminaba casi hora y media de fútbol insufrible de dos equipos atrancados en una batalla menor en el centro del campo y de cuatro delanteros hartos de pegarse sofocones sin el balón y de no recibir un pase a derechas. El Racing, de nuevo en puestos europeos, recuperó el buen gesto tras el pequeño desastre copero ante el Getafe. El Valladolid perdió una posibilidad de afianzar una posición de ésas que llaman tranquilas.

VALLADOLID 0 - RACING 1

Valladolid: Asenjo; Cifu, García Calvo, Iñaki Bea, Marcos; Borja (Baraja, m. 80), Álvaro Rubio; Sisi (Manchev, m. 70), Víctor (Vivar Dorado, m. 56), Sesma; y Llorente. No utilizados: Alberto; Capdevila, Pedro López y Aguirre.

Racing: Toño; Sergio Sánchez, Oriol, César Navas, Ayoze; J. López, Duscher, Orteman (Colsa, m. 65), Pablo Álvarez; Smolarek (Tchité, m. 63) y Munitis (Óscar Serrano, m. 73). No utilizados: Coltorti; Pinillos, Luis Fernández y Moratón.

Gol: 0-1. M. 85. Duscher.

Árbitro: Velasco Carballo. Amonestó a Oriol, Llorente y Sesma.

Unos 19.000 espectadores en Zorrilla.

Marcelino sometió a un reciclaje intensivo a su once inicial, con cinco cambios para recuperarse de la resaca de la Copa, y los suyos tuvieron que tomarse un tiempo para reconocerse. No era un problema porque el Valladolid había aparecido extrañamente temeroso de todo, sin aceptar la invitación que le hacía el rival para controlar la situación. Eso sí, el Racing se defendía con rigor y solvencia mientras que el Valladolid comenzaba a agrietarse en una línea intachable hace unas semanas.

Los cambios hicieron que el de Marcelino fuese un bloque más reconocible y el golpe definitivo se lo concedió la entrada de Colsa. El cuero pasó a poder del Racing y ya no lo soltó hasta el final. Colsa, convencido de que el agujero del Valladolid estaba en la derecha y se llamaba Cifu, sembró la zona de pases profundos y en una de ésas apareció Duscher para, medio en broma, medio en serio, marcar un golazo.

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