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Javier Benavente Barrón | Presidente del Grupo Alares

Discoteca o gran grupo

"El éxito siempre lo he encontrado a la vuelta de lo que ya parecía un fracaso. Ese momento donde la mayoría abandona", dice con firmeza Javier Benavente Barrón (Vega de Tera, Zamora, 1957). Con 20 años llegó a Madrid y estuvo a punto de saltar de un lado a otro de las vías del metro porque no sabía cómo encontrar el andén de enfrente, camino de la pensión de sus primeras noches. Un hombre le señaló con el dedo: "Es por ahí". Un chico con suerte, orgulloso de sus orígenes. En su pueblo aún le llaman Paco, los más cercanos Paquito. Así se llamaba su madre, Paca, agricultora. Al padre, Maximiliano, un obrero de la constructora Huarte, lo perdió sin edad para recordarlo. Fue en su pueblo, Vega de Tera, que ahora no suma cien vecinos en edad de votar, donde montó el primer negocio: la discoteca La Paloma, en los bajos de su casa. Acababa de cumplir los 17 años.

Hoy, Javier Benavente no se reconoce como empresario, sino como "un hombre que crea empresas". Va por la quinta, desde que tuvo que abandonar su único empleo por cuenta ajena, como financiero en una empresa catalana de pescados y mariscos. Fue nada más terminar Económicas. Sin haber cumplido los 30 años, fundó, en 1985, Alta Gestión, que inició en Madrid con dos empleados y un préstamo de 700.000 pesetas. Cuando la vendió en 2005, porque le llegó "una oferta que no podía rechazar", daba trabajo a 25.000 personas y facturaba 300 millones de euros. Con Alta Gestión y, más tarde, con HumanGroup, Benavente se adentró en el entonces muy polémico mundo del trabajo temporal (ETT), del que fue líder compitiendo con las mayores multinacionales.

Hoy impulsa el Grupo Alares, pionero esta vez en el negocio de las dependencias, un sector mimado por el Gobierno con la llamada Ley de Dependencia. El objetivo es la extensión del sistema a millón y medio de ciudadanos con distintos grados de incapacidad (el grupo de españoles con 85 o más años crecerá un 80% en las dos próximas décadas). Javier Benavente calcula que para afrontar a plena satisfacción ese enorme reto -que califica solemnemente como "el nuevo pilar del Estado de bienestar"- se necesitarán 300.000 profesionales. No los hay en el mercado laboral, ni siquiera buscando fuera de España. Para lanzar la voz de alarma, la semana pasada convocó en Madrid un congreso internacional con el título Calidad de vida y competitividad empresarial. Lo organizó la Fundación Alares, fundada por Benavente en 2005 para estos fines, y reunió a más de mil personas, con los mejores expertos del mundo.

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