"El bipartito es un matrimonio que no hace vida marital"
"Me dicen que no están llegando las papeletas de voto a América", comenta con aire preocupado Alberto Núñez Feijóo (Os Peares, Ourense, 1962), antes de empezar la entrevista.
Pregunta. Dicen en el PP que, si Rajoy gana, usted se va a Madrid de ministro para reflotar el Plan Galicia.
Respuesta. Mi lugar está aquí, mi sitio es Galicia. Es una decisión del partido y, sobre todo, una decisión personal, pero, eso sí, desde aquí trabajaré para recuperar el Plan Galicia.
P. ¿Rechaza esa posibilidad?
R. Nadie puede rechazar lo que no le han planteado. No es soberbia, simplemente es un acto de responsabilidad. Voy a cumplir mi compromiso con Galicia.
P. ¿En qué medida depende la reconquista del poder en Galicia del triunfo en Madrid?
"El presidente de la Xunta me dijo que fuera a los juzgados, y es lo que he hecho"
"En mi partido hay gente que quiere la opción de una educación sólo en castellano"
"Si hay un gallego de presidente en Madrid, aquí tenemos muy fácil la mayoría absoluta"
"Mi lugar está aquí, mi sitio es Galicia. Es una decisión del partido y, sobre todo, personal"
R. El que un gallego esté en La Moncloa no es neutro para la política gallega. Si hay un presidente del Gobierno que es gallego, nosotros tenemos muy fácil la mayoría absoluta en Galicia. El PP ganará las próximas autonómicas, pero con un presidente socialista la mayoría absoluta tendríamos que trabajarla más.
P. Más que la condición de gallego o no del futuro presidente del Gobierno, la cuestión es si Galicia es aún muy dependiente del poder central como comunidad retardada en su desarrollo.
R. Galicia depende y mucho de la nación española. Galicia es una comunidad donde el 21% de su población es mayor de 65 años, nuestra renta está 18 puntos por debajo de la media española y, por eso, los principios de solidaridad se activan más aquí que en otros territorios. Cataluña y País Vasco quieren menos solidaridad, mientras Extremadura, Andalucía, Galicia y las dos Castillas reclaman más. Las burguesías catalana y vasca siempre han pedido a Madrid y siempre han sido un foco de tensión. Lo fueron durante el franquismo y lo siguen siendo en democracia. Es evidente que Galicia tiene una alta dependencia de la política de solidaridad y nuestras encuestas reflejan que más del 75% de la gente cree que la política estatal tiene una enorme relevancia en la política gallega.
P. ¿Cuál es su pronóstico en las generales?
R. Estamos en un empate técnico y nuestras encuestas nos dan además tres datos: en las elecciones europeas los socialistas estaban 11 puntos por encima y ganaron por el 1,5%; en las municipales estaban a más de cinco puntos y ganamos nosotros, y ahora hay una ventaja de Zapatero de 2,4 o tres puntos... Si las elecciones se celebraran hoy, mi convicción política y personal es que el PP ganaría las elecciones. Veremos qué pasa dentro de una semana.
P. En Galicia el PP tiene 12 diputados, frente a 10 del PSdeG y dos del Bloque ¿A qué aspiran?
R. Nuestro primer objetivo es mantener los 12, a pesar de que en A Coruña se elige un diputado menos por razón de censo. Así tendríamos mayoría absoluta. Es la primera vez que nos presentamos desde la oposición en los últimos 18 años y sería un éxito tener más representación que los otros dos partidos juntos. Pero aspiramos además a conseguir un escaño más en Pontevedra.
P. ¿Sin mayoría absoluta el PP logrará pactos para gobernar?
R. Si el PP gana las elecciones, gobierna. Gobernará porque Zapatero ya ha sido presidente de Gobierno y quien incumple su compromiso de no gobernar si no gana... Eso lo puede hacer un aspirante a la presidencia, pero no un presidente. Para el pacto estamos hablando con Coalición Canaria. Y desde luego CiU se tiene que dar cuenta de que lo que le ha pasado en Cataluña, no gobernar a pesar de tener más diputados, no es razonable que pase en España.
P. ¿Se plantean un giro a su discurso, se están abriendo a la relación con los nacionalistas?
R. Tenemos un problema con CiU, pero muchas cosas que nos unen: una política económica muy parecida, una política social muy próxima y una política internacional muy similar. La gran diferencia es el modelo de Estado y, sobre todo, la integración de Cataluña en el Estado.
P. Y tendrán que revisar su rechazo al Estatuto de Cataluña.
R. No, al final CiU tiene que decidir si quiere participar en la gobernabilidad del Estado o quiere formar una coalición insalvable. Me remito a las declaraciones de Pujol, que dice que el PP no ha tratado bien a Cataluña y que Zapatero les ha mentido. Pero CiU nunca ha dejado que en España gobierne el partido que pierde y no creo que lo haga. Además, estoy convencido de que aceptaría enmiendas al Estatuto de Cataluña.
P. En Galicia, el PP sigue siendo el primer partido, pero ha perdido el poder autonómico y una enorme cuota del municipal. Está en la oposición en todas las ciudades. ¿Aquí sólo vale la mayoría absoluta?
R. Ese dibujo habría que matizarlo, porque realmente nosotros hemos ganado las municipales con 11 puntos de diferencia con el partido del presidente y 20 puntos sobre el Bloque. Si yo fuese presidente de la Xunta y el partido de la oposición me sacara 11 puntos, me preocuparía...
P. Pero la pregunta es qué puede pasar en las próximas elecciones autonómicas.
R. Vamos a ver, si Zapatero perdiendo las elecciones deja gobernar a Rajoy, estoy convencido de que Touriño, si pierde las elecciones en Galicia, no plantearía una coalición como la actual. Es cuestión de coherencia.
P. A la dependencia de Madrid por solidaridad que citaba antes añade ahora un efecto mecánico de Madrid sobre la política en Galicia.
R. El PSOE no podrá ya romper el principio aceptado por Zapatero de que gobierne el partido más votado. Y la realidad es que el resultado de las municipales nos dan un suelo de 35 diputados en las autonómicas y un techo de 39. No hemos sufrido retroceso electoral pese a estar en la oposición. El PP está entero y no puede ni va a renunciar a la posibilidad de gobernar.
P. Y en el caso de que el PP necesite pactar, ¿con quién?
R. El PSOE no tiene ningún interés en pactar con el PP, pero hablar a año y medio de las elecciones de con quién voy a pactar me parece ya empezar renunciar a la posibilidad de obtener la mayoría absoluta.
P. Llegado el caso, ¿con quién le sería más fácil negociar, con Touriño o con Quintana?
R. Es más fácil hablar con Quintana, y no quiero entrar en el entendimiento ideológico.
P. ¿La querella de su partido contra la autovía del Barbanza es una respuesta a la judicialización de la gestión del PP en la Cidade da Cultura?
R. No, esa querella responde a que por tres veces llevamos al Parlamento una solicitud de comisión de investigación y se nos rechazó. El presidente de la Xunta me dijo que fuera a los juzgados y es lo que he hecho, porque estoy convencido de que el sobreprecio de 30 millones de euros en la autovía del Barbanza y la modificación de la propuesta de los técnicos no obedece a razones de seguridad, sino al interés del presidente de la Xunta de darle a una empresa un contrato de 300 millones de euros.
P. Pero la querella no va contra el presidente.
R. Evidentemente el presidente no firmó la adjudicación, sino que mandó firmarla, pero si se imputa a toda la dirección general, a la Consellería de Política Territorial y a otro funcionario de Economía... La querella es un acto de responsabilidad, sabiendo que, de no haberla aceptado el juez, yo estaría perseguido durante toda la legislatura y que me jugaba mi credibilidad.
P. Desde que la anunciaron tardaron más de cuatro meses en presentarla, ¿quizá para que coincidiera con la campaña?
R. Sería perfectamente legítimo, pero niego que ése fuese el objetivo. Llevamos un año con esto y se nos ha negado la documentación. Lo importante es que se propone investigar cinco presuntos delitos, entre ellos, los de prevaricación, maquinación para alterar el precio de las cosas y negociaciones prohibidas a funcionarios.
P. Usted conoció este tema como responsable directo del mismo cuando era vicepresidente. ¿Está convencido de que se han cometido esos delitos?
R. En mi convicción moral y personal yo no hubiese firmado la adjudicación a una empresa con un proyecto más caro en contra del informe de los técnicos, y de hecho me negué a hacerlo.
P. ¿Teme que le investiguen, que algún negocio privado suyo pueda salir a la luz?
R. Sí, no lo voy a negar, pero llevo 16 años en esto y mi declaración de patrimonio la presentaría en un minuto y la de la renta en 30 segundos. El no tener patrimonio tiene la ventaja de dormir tranquilo. Cuando salí de Correos, me consta que el Ministerio de Fomento intentó revisar todas las cuentas de mis tres años de gestión.
P. Su crítica dura al bipartito le va en el sueldo, ¿pero no cree que es arriesgada la ruptura del consenso sobre el gallego?
R. Sí que es arriesgada, y me sorprendió la opción final del partido socialista, que nos pidió ayuda para intentar embridar el poder que tiene el nacionalismo en estos momentos en el Gobierno, y se la prestamos. Se la prestamos hasta el informe del Consello Consultivo, que fue demoledor. El informe concluye que "por todas las razones expuestas el proyecto de decreto no es conforme a Derecho".
P. Pero ha dado marcha atrás en el consenso defendido por Fraga de que el gallego es un patrimonio compartido.
R. No me he apartado del consenso previo establecido en dos planes de normalización lingüística. El PP está ofreciendo volver al decreto anterior y al pacto. Yo sigo defendiendo que se impartan el 50% de las clases en gallego y castellano, pero sin trampas. Ahora se da todo en gallego menos una asignatura.
P. Eso no es así.
R. Eso es así. Le invito a usted a que hable con profesores de instituto y con la plataforma Galicia Bilingüe, a pesar de que a algunos les cueste entender que no la montó el PP. La plataforma Galicia Bilingüe, que tiene 50.000 firmas detrás, es un movimiento de profesores y de padres que actúan por su cuenta.
P. ¿El PP no la apoya?
R. Sí, sin duda, porque defiende mantener las clases en gallego y en castellano, el derecho a expresarse en las dos lenguas y que los niños se eduquen y que acaben el nivel de primaria y secundaria conociendo en igualdad el gallego y el castellano. Esos planteamientos son los del plan de normalizacion. En mi partido hay gente que no está de acuerdo conmigo en esto, que quiere la opción de una educación sólo en castellano, que el PP pase de defender un bilingüismo, digamos legal, a un bilingüismo voluntario.
P. Lo que Galicia Bilingüe propone son dos sistemas educativos públicos paralelos, pero ¿cómo financiarlos? ¿Defiende eso?
R. En este momento, no. Mi posición es mantener a los alumnos en las mismas clases, ponderando las horas lectivas en cada lengua, sin hacer trampas al solitario diciendo que el 50% de las asignaturas en castellano son plástica, dibujo o gimnasia, y en gallego, matemáticas, historia... Se ha adulterado el pacto.
P. ¿Qué salvaría de la gestión del Gobierno bipartito?
R. Lo que salvaría es que después de dos años y medio de oposición por la mañana y gobierno por la tarde, sigan juntos. Su activo principal es que después de conseguir que se vea que hay dos presidentes, dos gobiernos, dos políticas y dos proyectos no hayan roto. En un momento de crisis de confianza, resulta que no hay Gobierno. El bipartito es un matrimonio que no hace vida marital pero socialmente se presentan como pareja.
P. ¿Y su balance de los dos años de líder de la oposición?
R. A quienes dicen que hemos perdido poder les respondo que hemos ganado las municipales. A los que me reprochan que no hago la renovación del partido, sólo un dato: de cada tres candidatos en estas listas, dos son nuevos, y esto es más difícil hacerlo desde la oposición que cuando estás en el poder.
P. Eso también puede indicar que heredó un partido gastado.
R. Me encontré con un partido que llevaba 16 años de gobierno y en el que había que hacer un cambio generacional y lo estoy haciendo. No recuerdo unas listas en el PP con un 66% de renovación.
P. Pero en su propio partido muchos aseguran que usted la única cara de verdad que ha cambiado es la de Cacharro.
P. En un partido como el nuestro, en el que no se manda a nadie al Vaticano por discrepar o en el que no se producen escisiones como en el PSOE, se pueden mantener opiniones diferentes. No ha habido una propuesta de renovación que haya parado.
P. Se supone que usted tiene el papel de motor, no de árbitro.
R. Lo que no pretendo ser es una especie de Gran Hermano. Si me dicen que hay que hacer un cambio en el Ayuntamiento de Manzaneda, pues probablemente la decisión tendría que venir de arriba abajo. Si me proponen algún cambio en las listas del Congreso y del Senado, entonces tomaría yo la última decisión. Ahora bien, mi papel es ser el motor de los cambios.
P. ¿Dentro del PP ha dejado el ala liberal para integrarse en el sector más conservador?
R. El partido es una organización muy compleja en la que alguien siempre intenta encasillarte. Digo lo que pienso sin que haya sonado una sola vez el teléfono. Dije lo que pensaba sobre la posibilidad de que mi partido llegue al Gobierno y pacte con los nacionalistas dentro de la Constitución. Aposté por negociar el nuevo Estatuto de Galicia, pero no voy a aceptar nunca un estatuto de nación. Ahora todo el mundo me pregunta por mi relación política con Gallardón, que es bien conocida, pero todo el mundo sabe que yo estoy en política porque Rajoy me lo pidió. Ahora tengo una responsabilidad de dirigente nacional en la elaboración del programa y la desempeño con libertad y lealtad a mi presidente.
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