Schuster pega la espantada
El técnico madridista abandona airado la sala de prensa al ser preguntado por el árbitro
Bernd Schuster es un intolerante del tipo arbitral. No tolera a sus colegas cuando se quejan de los arbitrajes -lo sabe Gregorio Manzano, el del Mallorca. No tolera que las autoridades le pidan que no hable de los árbitros -lo sabe su presidente, Ramón Calderón. No tolera a los árbitros, a los que desafía desde el área técnica con gesto de indiferente majestad. Y, finalmente, tampoco tolera a los periodistas cuando le preguntan sobre árbitros si no le conviene. Éste pareció ser el caso de anoche, en el estadio Colombino.
Al entrar en la sala de prensa, con los tres puntos en el bolsillo, el entrenador del Madrid se encontró con un grupo de periodistas locales preocupados por algunas decisiones de Iturralde, sobre todo por la validación del gol de Raúl, aparentemente en fuera de juego, y la expulsión de Beto. "¿Qué le pareció el árbitro?", le preguntaron. "Del árbitro no hablo", dijo Schuster. "Pero el otro día dijo que hablaría del árbitro siempre", le recordó uno de los reporteros acaso con cierta guasa. "Hoy no me interesa", se plantó el alemán. "¿Sabe dónde nació el árbitro?", insistió otro. Ciego de cólera, Schuster se levantó y se fue. Fue una mezcla de desprecio e indignación ante la idea de sentirse rodeado por enemigos. La reacción propia de alguien que no es capaz de soportar las tensiones inherentes a su oficio. Más tarde, en privado, trató de justificarse: "Estoy dispuesto a hablar de fútbol, no de árbitros". Sentía como si hubieran pretendido reírse de él.
Casillas: "Hoy hemos tenido doble ración de autoestima por la derrota del Barça"
Iturralde dice en el acta que Ramos le insultó: "¡'Cagao'!". "¡Eres un 'cagao'!"
Schuster ha hecho de las polémicas arbitrales uno de sus terrenos de agitación favoritos. Lo irónico es que no esté dispuesto a jugar al juego que propone. Un juego peligroso, puesto que genera desconfianza y extiende las suspicacias en equipos pequeños a los que luego debe enfrentarse. Ayer, los jugadores y los directivos del Recreativo reaccionaron con virulencia. Paco Mendoza, el presidente del club andaluz, no paraba de despotricar: "¡El arbitraje ha sido una vergüenza!".
El ruido que Schuster contribuyó a amplificar veló la trascendencia de una jornada que sacó al Madrid de la depresión. "Hoy, lo importante era ganar", dijo Casillas; "recuperar la autoestima y conseguir tres puntos vitales para nuestros intereses".
Desde su posición de autoridad, Casillas entiende que el Madrid atravesaba una época peligrosa cuando llegó a Huelva. La ventaja perdida ante el Barça había sumido al vestuario en un estado de nerviosismo paralizante. El retorno de Robinho, que metió su décimo gol en la Liga, devolvió a sus compañeros la esperanza.
"Después de los tropiezos", prosiguió Casillas, "teníamos que recuperar el camino de la victoria. El equipo, pese a lo que se ha sufrido, ha sacado el partido adelante. Hemos tenido que sufrir alguna vez, pero hemos estado bien colocados. Hemos cometido errores otra vez, algunos un poco infantiles. Pero la derrota del Barça nos ha dado otra inyección de autoestima. Hoy hemos tenido doble ración de autoestima".
"Es normal que mires al marcador si puedes", confesó Casillas. El Madrid jugó en Huelva con un ojo puesto en el Calderón. La remontada del Barça comenzaba a obsesionar a los madridistas, que vivían una especie de travesía agobiante.
"Sabíamos que la Liga es así", dijo Baptista, cariacontecido tras su sustitución. "A veces se pierde, pero lo importante es la superación entre todos los jugadores. Hasta que lleguen los últimos partidos, la Liga estará así. Lo importante es haber recuperado una ventaja de cinco puntos".
Iturralde reflejó en el acta que Sergio Ramos, expulsado, le había insultado: "¡Cagao! ¡Eres un cagao!". "¡Te has cagao!". Y apostilla en el acta: "(...) Teniendo que ser sujetado por los compañeros al dirigirse hacia mí". Por otra parte, Robben, con un esguince de tobillo, no podrá jugar contra el Roma.
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