"Sufrimos un desajuste emocional"
Javier Aguirre (Ciudad de México, 49 años) pide "carácter" y "organización". Dice que son las mejores armas para evitar "otro accidente" contra el Barcelona, que vuelve al Calderón (20.00, PPV). "El partido de hace un año te queda marcado para toda la vida. Pero no estamos muertos. Estamos requetevivos", dice el preparador, que hará debutar en el pivote al canterano Ignacio Camacho, de 17 años.
Pregunta. El Atlético hizo este verano una inversión de 80 millones de euros en ocho refuerzos. Sólo han servido para llevar un punto más (41) que a estas alturas el curso pasado.
Respuesta. Ésa no es la visión que hay que tener. Lo que pasa es que, como el año pasado el equipo coqueteó con Europa, yo dije a la directiva que la Champions era factible. Y lo es.
"Mi labor es que los jugadores no se crean que sin 'el Kun' se acabó el equipo"
"La 'Champions' es un objetivo tangible. Quizá la osadía ha sido decirlo"
"Riquelme tiene el balón dos minutos por partido. ¿Qué hace en los 88 restantes?"
"Motta y Raúl García eran mi pareja ideal, y ya ni me acuerdo de cuándo la utilicé"
P. ¿No fue una osadía por su parte teniendo en cuenta el nivel que mostraron sus jugadores la campaña pasada?
R. No quiero pecar de optimista o soberbio, pero estamos cuartos. Es un objetivo tangible. Terrenal. No dije 'vamos a ser campeones, vamos a por el trébol'. Eso sería una insensatez. Quizá la osadía ha sido decirlo.
P. Resulta que se han desmoronado en lo que va de 2008. Llevan cuatro victorias y seis derrotas en los últimos 15 partidos. También han perdido la pegada.
R. Es verdad que ante el Bolton sólo rematamos una vez en 90 minutos, un bagaje muy pobre para un equipo con nuestro potencial ofensivo. Pero mucha gente ha hecho bandera de los últimos resultados. Eso de los 15 partidos... ¿Y por qué no los últimos 30? Uno ajusta las cifras en función de lo que le interesa. Lo que nos hizo daño fue perder en la Copa del Rey y la de la UEFA. Eso nos hizo sufrir un desajuste emocional que eclosionó ante el Athletic (1-2) y Osasuna (3-1).
P. La sensación es que todo el proyecto depende de Agüero. Cuando se lesiona, los demás empiezan a tener dudas.
R. En los 18 meses que llevo en el Atlético he procurado no tener dependencia de nadie. Prefiero 14 jugadores de un gol que uno de 14. El objetivo es que el conjunto lleve al equipo para arriba. Agüero es un jugador que, pese a su juventud, se ha convertido en un referente. Ha respondido con goles y vergüenza deportiva. Pero no me gusta individualizar. Si hablas bien de uno, por analogía hablas mal de alguien y sería menospreciar el trabajo de Maxi por dentro, de Mista, de Jurado de segunda punta... He intentado que todos tengan el mismo peso específico. No sé si Pernía o el que sea se siente desprotegido o con temores, con menos posibilidades de meter gol si no está Agüero.
P. Escuchándole, da la sensación de que usted no cree en ciertas liturgias del fútbol.
R. Soy un escéptico de las cosas que se dicen. El fútbol es mucho más simple que eso. Juande Ramos lo dijo tras su llegada a Inglaterra. Los sistemas de entrenamiento, el físico, el táctico, son muy parecidos. La clave está en convencer a los jugadores. En las charlas, en crear una dinámica de grupo. Que los jugadores no se crean que el Atlético está en crisis, que hay mal fario o que sin el Kun se acabó el equipo. Ésa es mi labor. No podemos soslayar que juguemos mal. Si yo ahora les digo que los dos primeros goles de Osasuna fueron en fuera de juego, ¿qué pensarían de mí?
P. Perdería su credibilidad.
R. Eso es. ¿Cómo, cojones, iba a buscar ocho días después esa excusa? Pero resulta que lo fueron. ¿Qué le parece?
P. Que al descanso cambió a Eller y Pernía. ¿Por qué la defensa es tan desastrosa?
R. No tengo respuesta. Yo me dije lo mismo ese día. Un grupo serio, ordenado, que sólo había recibido siete goles fuera... Mi sorpresa fue mayúscula cuando a los cuatro minutos habíamos concedido dos goles. Fue bestial.
P. ¿Ha vuelto el pesimismo que tanto afectaba al club?
R. Es algo que desde que llegué aquí me propuse erradicar. Esa sensación de equipo calamitoso, de pupas, de gafe, de salado como decimos en México... Pero si no hemos jugado bien no ha sido por mala suerte o por el árbitro. No. Fue por nuestros errores. Si yo no fomento la autocrítica, malo. Es más fácil seguir un mal ejemplo que uno bueno.
P. Algunos explican la crisis con la marcha de Maniche, un jugador decadente, sin apenas impacto en el juego.
R. Era lo mejor para el día a día y corté por lo sano. No soy de ésos, pero la ocasión lo requería. Además, contaba con el aporte ofensivo de Motta. Raúl García y él eran mi pareja ideal y ya ni me acuerdo cuando la utilicé. ¡Motta se me rompió! Durante la semana parecía que se entrenaba mejor y mejor y luego no llegaba a los partidos. Por eso me decidí por Camacho, porque Jurado y De las Cuevas no han tenido la opción de jugar 90 minutos en esa posición. Él lo hizo en el filial. A ver si con su mentalidad limpia el equipo arranca.
P. ¿Por qué confió en Motta? En su mejor momento, hace cinco temporadas, jugó ocho partidos de titular.
R. El jugador me encanta, tiene personalidad y por la situación económica también era atractivo. Los médicos le valoraron y supusimos que podríamos contar con él. Pero se lesionó.
P. A Motta, Simão, Seitaridis, Maniche..., los representa Jorge Mendes. Antes proliferaban los jugadores de García Quilón. ¿Hasta qué punto influyen los agentes en la confección de la plantilla?
R. No tengo el gusto de conocer a Mendes. A Quilón le saludé una vez en un restaurante. Por otra parte, nunca he visto a un representante en las oficinas del club. Nunca. En las reuniones estamos Jesús García Pitarch, Enrique Cerezo, Miguel Ángel Gil Marín y un servidor. Nadie más. Ni jugadores ni amigos ni nada.
P. Se supone que Motta vino a reemplazar a Riquelme.
R. No fue tan así. De entrada, son dos jugadores distintos, no se puede tergiversar. ¿Cómo voy a compararlos? De Riquelme se seguirá hablando si el equipo no logra su objetivo de ir a Europa. Ya sabíamos que podría suceder. Mire el Villarreal, en Champions sin él. Es algo etéreo, que nunca estuvo. Simplemente, desestimamos su fichaje.
P. ¿Qué tenía en su plantilla para renunciar a Riquelme?
R. Es una cuestión conceptual. El partido dura 90 minutos y el jugador toca el balón dos minutos. ¿Qué hace en los 88 restantes? Cronometren a Ronaldinho mañana [hoy] a ver cuántos balones toca. El Atlético está diseñado como lo está. Tenemos dos jugadores que pueden dar el último pase: Jurado y De las Cuevas. Esa cuota se podía cubrir. Todo es fruto de la especulación. Tuvimos un accidente, el del Athletic, y ya está. Quizás dos.
P. ¿Teme otro accidente en la visita del Barcelona?
R. El Barça no te permite accidentes. En principio, las fuerzas están igualadas, pero el entorno nos da como víctimas.
P. ¿Peligra su cabeza?
R. Perdí seis de mis primeros nueve partidos con Osasuna. Y venía a casa el campeón, el Valencia de Rafa Benítez, una maquinita de fútbol. Ese día, si perdíamos, no esperaba que me echaran, yo me iba a ir. 'Pues no estás para dirigir en Europa y punto, se acabó', me dije. Pero ganamos.
P. Recomienda a los directivos que apuesten por usted.
R. No tengo una varita mágica. Lo que pido es equilibrio emocional. Tranquilidad con el viento a favor y en contra. Y ser autocríticos. De esa manera igual rescatamos el gen ganador del Atlético, que por algún sitio debe andar escondido.
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