Madonna, excluida por famosa

Después de ser la anfitriona de una de las fiestas en honor de los ganadores de los Oscar, Madonna se presentó con una sudadera negra, deportivas y gafas de sol en los juzgados con aires de resaca y un vaso de café con leche de soja. Como el resto de los mortales, tuvo que esperar seis largas horas junto con otros 59 ciudadanos de Los Ángeles para que los abogados eligieran a aquellos más adecuados para emitir un veredicto en un caso de intoxicación etílica al volante.

Cuando un juzgado de EE UU elige a un ciudadano para ser miembro de un jurado, éste debe cumplir la tarea de forma obligatoria. Aun así, hay formas para zafarse. Muchos lo evitan aduciendo que deben cuidar de sus hijos, o que su opinión sobre el tema a analizar no es neutral. No ha trascendido qué contó Madonna, pero al final no será parte de ese jurado.

Probablemente, los abogados y fiscales se hartaron de los paparazzi, que acosaban a todo el que entrara a las dependencias judiciales. Además, un grupo de periodistas del corazón logró infiltrarse en la sala donde se realizaron las entrevistas a los candidatos, provocando el enfado del abogado de la defensa. Un agente judicial acusó a Madonna de "ser una distracción en sí misma".

La portavoz de Madonna, Liz Rosenberg, dijo a la cadena CBS que "Madonna se alegra de poder ejercer sus obligaciones ciudadanas, aunque al final no fuera elegida para este caso". Según los testigos que se encontraban en el juzgado, Madonna se pasó las horas de espera jugando con su teléfono Blackberry. Para comer, sólo pidió una tortilla francesa. Después del almuerzo se cambió de ropa para lucir un traje chaqueta negro, más formal para la ocasión. Entró en la sala escoltada por cinco agentes de policía, como si fuera a saltar al escenario de uno de sus conciertos. Por estas salas han pasado Jennifer López, Brad Pitt y el mismísimo gobernador de California, Arnold Schwarzenegger.

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