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CAMPO ABIERTO | ELECCIONES 2008 | Campaña electoral
Columna
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Aquí no hay tomate

¿Soso el debate? ¿Y qué querían? ¿Sangre? Pues no, no hubo sangre. Los que la buscaban debieron conformarse con dos huevos duros. Chaves dixit.

El debate de dos horas que ofreció Canal Sur la noche del martes fue atendido por más de medio millón de andaluces. Un poco menos de la audiencia media de la cadena. En la competencia había ofertas tentadoras: Antonio Banderas, el doctor House o Los hombres de Paco. Aún así, esos quinientos mil andaluces prefirieron escuchar a los cuatro aspirantes a la presidencia de su comunidad.

En el debate no hubo sangre, en efecto. Ni agresiones verbales. Hubo respeto, por lo general, y el electorado lo agradece. Hubo, eso sí, algunas manipulaciones o imprecisiones de datos por parte de algunos de los líderes que se analizan en estas páginas. Y si chirrió algo, fue la última intervención de Javier Arenas, candidato por el Partido Popular.

Arenas, que demostró tener tablas y aplomo adobado con un pelín de chulería, denunció en su alocución final el "continuismo socialista" de los últimos 30 años y pidió el voto para su partido -que no ha sido capaz de ganarle nunca a los socialistas unas elecciones autonómicas-. Estaba en su tiempo y en su derecho. Lo malo es cuando dijo que solicitaba ese voto para que en Andalucia haya una regeneración democrática, ya que aquí "se producen muchos abusos y no se respetan las libertades, especialmente la de información y el pluralismo informativo".

Fue ese uno de los momentos calientes del debate. El único que le hizo saltar a Chaves.

Era una provocación esperada, del tipo de la que le soltó Rajoy a Zapatero cuando le acusó de "agredir" a las victimas del terrorismo. Aunque no es la primera vez, ni será la última, que Arenas pronuncia semejante infamia, Chaves replicó con dureza: "Eso es un insulto a los andaluces". Y remató: "En Andalucia no hay ni falta de libertad, ni de democracia. Los andaluces votan a quien les da la gana".

Esa es la cuestión. Votan, libremente, a quien les da la gana.

La insistencia de Arenas en ese tema, no hay democracia, no hay libertad de expresión, además de vil, no se sostiene. Un análisis a la prensa escrita, las cadenas de radio, y las televisiones que se ven en la Comunidad arrojan un saldo muy favorable a las posiciones políticas que defiende el señor Arenas. Digámoslo claramente: desde el punto de vista editorial (otra cosa pueden ser sus profesionales), una gran parte de los medios informativos se alinean con posiciones similares a las del PP. ¿De qué se queja entonces Arenas?

En general, los cuatro participantes supieron moverse con agilidad y sin exabruptos a lo largo de las dos horas. Sorprendió, agradablemente, que el aspirante andalucista, Julián Álvarez, dejara su encendido verbo de otras ocasiones y se mostrara conciliador, respetuoso e incluso ofreciera futuros pactos, en el tema del agua, por ejemplo.

Diego Valderas estuvo a lo suyo: a romper el bipartidismo y mostrarse cercano. Tanto que tuteó a sus adversarios.

Chaves demostró aplomo y conocimiento de los temas, aunque en ocasiones el ceño fruncido en exceso le daban aire de viejo profesor enfurruñado.

Lo que se vio en Canal Sur es de agradecer. Eso es democracia en vivo. Y el que quiera sangre, que conecte con el tomate, que parece que vuelve (con otro nombre).

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